Secretos de la economía: una crisis cambiaria con final todavía incierto
El mercado no reaccionó bien el primer día después de los anuncios cambiarios. En el Gobierno hay quienes creen que será necesario un desdoblamiento en el tipo de cambio. En la Casa Rosada "minimizan la crisis de confianza", pero ya hay funcionarios que son señalados por la gestión. Como en cada crisis, volvieron las versiones sobre el regreso de Roberto Lavagna. En el medio están las liquidaciones del campo, las tensiones por las cercanías con China y las escasas reservas del Banco Central.
Las medidas anunciadas el jueves para calmar al mercado de cambios no tuvieron el efecto esperado y ya el viernes por la tarde comenzaron a circular rumores respecto a posibles cambios de gabinete. Como siempre que hay crisis económica, suena el nombre de Roberto Lavagna, versiones que se fueron desvaneciendo. Sin embargo, trascendió que el presidente Alberto Fernández retomó el dialogo con el ex ministro de Economía.
El encuentro con Lavagna fue anterior a los que luego mantuvo el primer mandatario, entre el sábado y el lunes, con diversos empresarios, entre ellos, Martín Migoya, de Globant; Roberto Murchison y Roberto Alexander, presidentes de IDEA y del Coloquio de IDEA 2020, respectivamente, Miguel Acevedo (UIA), Roberto Urquia (Aceitera Dehesa) ; Javier Madanes Quintanilla (Aluar); Luis Betnaza (Techint) y uno de los beneficiados por las recientes medidas, Iván Szczech, titular de la Cámara Argentina de la Construcción.
La situación del país fue el tema central de las conversaciones; el presidente intercambió opiniones y en los encuentros participaron algunos miembros del gabinete. “No es que nos consultaron las medidas que anunciaron el jueves, simplemente fue una conversación más para saber cómo vemos la situación”, explicaron varios asistentes.
Lo mismo habría ocurrido con Lavagna en el sentido que Alberto Fernández habría indagado su opinión sobre los principales problemas que enfrenta el país. Pero, como aclaran en la Rosada, “nosotros somos los que gobernamos”.
La demanda de dólares que no cesa y la falta de oferta explican las diferentes medidas que se vienen tomando desde el Gobierno que, hasta el momento, no han tenido resultados positivos. Según cálculos privados las reservas netas han caído a tan solo unos 1.000 millones de dólares.
La baja de retenciones busca que los productores liquiden los granos que retienen a la espera de mejores ingresos. Al respecto, algunos especialistas afirman que lo que resta vender no llega a las 7 millones toneladas, aproximadamente unos 2.500 millones de dólares.
Porqué razón un productor tendría interés en liquidar cuando la baja de retenciones le representa pasar de un dólar de 51a 53 pesos en momentos en que los dólares libres superan los 130 pesos. “No hay incentivos para vender”, afirman al tiempo que aclaran que los productores “tienen liquidez”.
Un dato que llamó la atención es la centralidad que se le otorgó al ministro de Economía, Martin Guzmán en los anuncios del jueves pasado. Algunos interpretaron que fue para mostrar que en el gabinete nacional los temas económicos no están repartidos entre distintas áreas. “Hay una mirada global sobre los problemas de la macroeconomía”, acotan, y dicha mirada sería la del titular del Palacio de Hacienda.
Sin embargo, en los mercados más sofisticados la figura del ministro de Economía fue perdiendo credibilidad. Se le cuestiona, por ejemplo, las inconsistencias observadas en el presupuesto nacional y la falta de un plan económico.
“Las medidas no constituyen un plan. Se trata de un enfoque cortoplacista, una apuesta de comunicación que no va a mover la confianza. El paquete no sorprendió: hay falta de confianza, es muy tibio y no cambia el clima”, aseveró Eduardo Fracchia, economista del IAE Business School.
Esta mirada también es compartida por algunos que integran las propias filas del gobierno. Vieron con preocupación que el paquete de medidas, en materia cambiaria, tuvo un debut “malo” y estiman que es necesario ir hacia un desdoblamiento del tipo de cambio. “Al menos, lograremos que algunos ingresen dólares”, explican.
Crisis de confianza
Hay quienes sostienen que en estas crisis es fundamental no exponer a determinadas figuras. En esta línea de pensamiento, uno de los protegidos fue el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, un funcionario que suelen criticar por su “falta de gestión” desde las filas de Cristina Fernández de Kirchner. Y el titular del Banco Central, Miguel Pesce sobre el cual llueve la mayor cantidad de quejas.
La diferente mirada que tendría Cristina Kirchner respecto a cómo está manejando la crisis Alberto es un factor que genera desconfianza e incertidumbre, según se interpreta en los mercados.
En la Casa Rosada minimizan el impacto de la “crisis de confianza” en la corrida cambiaria. En este sentido, insisten que quién gobierna es “Alberto Fernández” y afirman que no existen contradicciones.
Es más, creen que es una versión intencionada de ciertos sectores empresarios (incluyen a algunos medios) y desde ya, de la oposición. Por esta razón creen que el paquete de medidas que lanzaron logrará “bajar la tensión cambiaria y continuar con el sendero de crecimiento”.
Sin embargo, al mundo empresario le preocupa las señales que llegan desde el Instituto Patria. Señalan, por ejemplo, que la “alianza con China” a la que aspira el kirchnerismo aleja cada día más a la Argentina de Estados Unidos y de algunos países de Europa.
Inquieta la presión de China por que Argentina adhiera al “Camino de la Seda”. Desde el entorno de Cristina están convencidos de que Donald Trump ganará las elecciones y que el conflicto entre Estados Unidos y China recrudecerá. “China nos va a necesitar”, argumentan.
Alberto Fernández conoce bien el estrecho vínculo que tanto Néstor como Cristina tuvieron con el gigante asiático cuando fueron presidentes.
Incomprensión
La lectura que se hace en el círculo íntimo del presidente es que el comienzo de la gestión estuvo signado por dos urgencias: resolver la deuda externa y atender la crisis desatada por el Covid 19.
A juicio del Gobierno, fueron exitosos en el logro de estos dos objetivos, de donde existe una sensación de falta de reconocimiento por el “tremendo esfuerzo” que están haciendo las autoridades.
Sentirse “no valorados” cuando consideran que han conseguido buenos resultados, los lleva a evaluar que las críticas son “injustas, cuando no mal intencionadas”. Cabe señalar que esta manera de ver la realidad cuando se está en el poder, es algo bastante común, también le pasaba a Mauricio Macri o a Fernando de la Rúa.
Son los microclimas que alejan a los que gobiernan de una visión más realista de los problemas de la sociedad. Y, entonces, aparecen las interpretaciones: “nos sacan de contexto”; “el predominio de los medios opositores”, “informan lo quieren” y, en una suerte de autocrítica: “tenemos un problema de comunicación”.
Es decir, la culpa no es de “nosotros” sino de los “otros”. Este argumento, aunque más elaborado, constituyó para Cristina Fernández de Kirchner otro de los ejes de su política. Lo elevo a un nivel donde se pone en duda toda la información, ya que, según esta visión, todos los hechos pasan a ser un tema ideológico.
Así, nacen “los periodista militantes”, una contradicción en sí misma, ya que el periodista está justamente para informar todo aquello que no se quiere dar a conocer (sea del mundo privado o público).
Alberto Fernández, a solo dos días de asumir la presidencia decía: "A los ministros lo primero que les pedí es prudencia, porque claramente hay ciertos medios que nos quieren hacer pelear".
Por esta razón, es que cada vez más, se escucha un discurso más radicalizado o poco tolerante a las críticas por parte del gobierno.
Otra mirada
Desde la oposición la evaluación es distinta. Algunos señalan que, por ejemplo, en el caso de la crisis sanitaria, el Gobierno centra su expectativa en la obtención de la vacuna para atender la pandemia y no toma en cuenta suficientemente el problema económico.
Hasta en medidas que, consideran, no serían de una resolución compleja como la determinación de horarios escalonados para los ingresos y egresos laborales, una decisión que ayudaría a disminuir la aglomeración en el transporte público.
Otros, más críticos, acusan directamente al Gobierno de haber elegido el camino de la confrontación y ponen, como la muestra más evidente, la decisión de recortar los fondos de la coparticipación que recibe la Ciudad de Buenos Aires.
Desde la Casa Rosada se desmiente de manera tajante esta interpretación. Refiriéndose al presidente, uno de sus más estrechos colaboradores señaló a Data Clave que “Alberto no va a resignar el diálogo”. Esta posición es compartida por ciertos gobernadores e intendentes que interpreta que “la crisis es de tal profundidad que será imposible superarla si es que no se abre una instancia de consensos”.
Pero la búsqueda de acuerdos tropieza con una dificultad adicional: la fragmentación que hoy presentan las distintas dirigencias. “De la misma manera que Cristina (Fernández) no representa a todo el peronismo, (Mauricio) Macri no es toda la oposición, (Hugo) Moyano no representa a todo el sindicalismo y la Iglesia no tiene un líder como Jorge Bergoglio”, advierte un importante analista.
Recuperación
En el gobierno reina cierto optimismo por el tema económico, a pesar de los desfavorables indicadores que se vienen conociendo. Afirman que de ahora en más, los datos serán menos malos.
Se refieren a la actividad económica y la mayor apuesta es el sector industrial. De acuerdo con al índice que elabora Orlando Ferreres, el nivel general de actividad registró una caída de 8,5% anual en agosto, pero la medición desestacionalizada muestra una expansión de 1,6% respecto al mes anterior.
En tanto que la producción industrial en agosto tuvo una retracción de 9,3% anualizada, pero registró un crecimiento mensual de 1,4% respecto de julio.
Pero el mayor entusiasmo lo tuvieron cuando vieron las cifras de recaudación impositiva que en septiembre subió 43,7% respecto de septiembre del 2019, lo que significó un aumento de en términos reales del 5,4%.
“Este último dato es relevante, puesto que desde enero de este año la recaudación mostró caídas en términos reales. De hecho, hay que remontarse al mes de mayo de 2018 para encontrar una suba real interanual de la recaudación mayor a la del mes pasado”, señala el especialista Nadin Argañaraz. Aunque observa que “el impuesto PAIS recaudó $20.858 millones en el mes, resultando determinante para el crecimiento de la recaudación. Sin contar este impuesto, el crecimiento real hubiera sido de solamente el 1,8%”. De donde con las actuales limitaciones al acceso de divisas lo recaudado por este tributo debería disminuir este mes.
El optimismo oficial lleva a insistir que “lo peor ya paso” porque consideran que los datos del segundo trimestre del año serán, sin duda, los peores.
La expectativa del Gobierno es que el año que viene el crecimiento sea el gran protagonista. El proyecto de presupuesto contempla un aumento en la actividad de 5,5%. No obstante, y si se cumpliera este pronóstico, el producto bruto se ubicaría 7,2% por debajo del nivel alcanzado en 2019.
Incertidumbre
Los des manejos con el dólar generan además “ruido”, particularmente entre los pequeños industriales o comerciantes en momentos en que no pocos se interrogan si vale la pena tomar crédito o seguir perdiendo sus ahorros para continuar con sus actividades.
Las señales, dicen dirigentes de las pymes, distan de ser favorables: “se mantiene la doble indemnización por despidos, ni una palabra de bajar impuestos y la situación económica es gravísima”.
Precisamente estas dos últimas semanas se conocieron datos económicos que reflejan con contundencia la profundidad de la crisis, a saber:
-El PBI cayó 19% en el 2do trimestre segundo trimestre del año. De esta forma, la Argentina se ubica entre los cinco países más afectados por la recesión en el contexto del coronavirus.
-Se perdieron cerca de 4 millones de empleos, según Ecolatina.
-La pobreza si bien en el semestre dio 40,9% pero siendo superior al 46% en el segundo trimestre del año y la tendencia es que seguirá aumentando. Más de 18 millones de personas son pobres en la Argentina.
-Numerosos sectores no saben cuándo podrán volver a trabajar con normalidad, como el turismo, esparcimiento, restaurantes, salones de fiestas, gimnasios, jardines maternales, entre otros.
-Además, las actividades que están funcionando no lo hacen a pleno y tampoco existe una perspectiva de una fuerte recuperación del mercado interno.
“La continuidad de la crisis sanitaria, que parece no superar el pico de contagios como sucediera en otros países, sumado a una macroeconomía muy débil nos llevan a anticipar mayores dificultades para la recuperación de la actividad económica en el corto plazo”, sostiene la consultora Orlando Ferreres.
Es muy poco lo que la Argentina produce y está en condiciones de exportar, advierte el economista Carlos Leyba, y señala que, irónicamente el país tiene casi tanto personal doméstico (1.300.000) como obreros en las fábricas (1.400.000).
Lo cierto es que ya estamos en octubre cuando la mayoría pensaba que para esta época del año la cuarentena sería algo del pasado. Hoy existe la percepción de que “este año está perdido”. Pensar en las fiestas o las vacaciones es casi una utopía y vastos sectores de la sociedad ya comienzan a sentir la falta de recursos y -lo que es más grave- de horizonte.
A este pesimismo se suman los reclamos por mensajes presidenciales más claros respecto a la defensa de quienes con esfuerzo buscan “ganarse el pan” frente a sectores que comandados en parte por barras bravas, por el narcotráfico y dirigentes políticos o de organizaciones sociales ocupan terrenos reclamando derechos por “ser pobres”.
Lo paradójico y peligroso es que los reclamos de los que ocupan terrenos lo hacen en el mismo barrio donde viven quienes hoy no pueden trabajar.