Las 4 amenazas que deberá enfrentar Massa en 2023
El gabinete económico tiene por delante el problema del financiamiento en pesos y la capacidad de conseguir divisas, como también el factor climático y el apretón monetario a nivel internacional.
El Ministro de Economía, Sergio Massa, se encuentra decidido a avanzar en la estrategia que a corto plazo le dio resultado para atender la cuestión cambiaria. Lejos de realizar correcciones definitivas en el tipo de cambio, presentará un nuevo dólar para la soja. En esta oportunidad es necesario acumular reservas en diciembre para intentar llegar a la meta con el FMI, pero también para atravesar el verano que está signado por una merma en la liquidación de trigo que es el cultivo más afectado por cuestiones climáticas.
De esta manera, con un dólar diferencial de $230 para la soja se espera que se adelante la cosecha que se liquidaba habitualmente desde el mes de febrero. A diferencia de septiembre, cuando se implementó el dólar diferencial de $200, esta vez no hay retención por parte de los productores, con lo cual todo será efecto adelantamiento de ventas futuras.
El gabinete económico empezará diciembre con un relato acerca de la desaceleración de la inflación. Es probable que la misma se encuentre entre 5% y 6%, un avance que igual no conforma demasiado. La inflación en estos niveles sigue siendo un régimen de alta inflación, incluso diciembre estacionalmente suele ser un mes de aceleración inflacionaria y posiblemente se retome a un guarismo superior al 6%. Una desaceleración al menos permitirá que las tasas de interés no tengan la presión de otra suba antes de fin de año.
La novedad de la semana quizás fue que la actividad empezó a mostrar signos de haber encontrado un techo. El EMAE de septiembre mostró una caída intermensual, algo que no sucedió incluso en los meses de mayor incertidumbre política. Esta dinámica obedece principalmente al freno a las importaciones: el país está pagando alrededor del 80% de lo que importa y esto se sostendrá en 2023 para que cierre el balance cambiario. A medida que las líneas de crédito comercial estén más exigidas, más se sentirá en la actividad doméstica.
El otro factor que influye es la caída de los ingresos reales. No obstante, esperamos que sea una constante en 2023. Habrá meses mejores donde el salario pueda adelantarse o alcanzar a los precios y habrá meses en los cuales la inflación puede comer tanto poder de compra que se sentirá en la demanda agregada.
De todas formas, para el año siguiente esperamos que la actividad no sufra tanto la caída en su nivel general. Básicamente porque la inflación incrementa la demanda de bienes y servicios. De hecho, sí esperamos que haya un cambio en la composición de la demanda, menos bienes por la restricción a las importaciones y más servicios por los pesos que pierden valor.
Las amenazas que enfrenta el gabinete económico en 2023 son cuatro, dos internas y dos externas. Dentro de las internas, en primer lugar, se encuentra el problema del financiamiento en pesos, algo que depende de la negociación con la oposición para calmar el nerviosismo del año electoral. En segundo lugar, la capacidad de conseguir divisas, lo cual dependerá de la capacidad de tener buen diálogo con el sector primario.
Por el lado externo, las amenazas son el factor climático y el apretón monetario a nivel internacional que puede contagiar un estancamiento a nivel global, o bien, una depreciación de las monedas de los países vecinos que induzcan más presión sobre el valor del peso.