La otra cara de la moneda
El paquete de medidas que sugiere el FMI generará tensión a nivel interno, más que nada en un año electoral, con la inflación volando y la actividad enfriándose.
La meta fiscal fijada por el FMI para 2023 es de 1,9% del PBI (desde el 2,5% del PBI en 2022). El Fondo Monetario aclara, en la segunda revisión, que el esfuerzo fiscal deberá ser de al menos un 0,9% del PBI para 2023. De esta manera, ya no estará disponible el artilugio de tomar como ingresos a las “Rentas de la propiedad” (en 2022 se registraron ingresos por este concepto por 0,3% del PBI). ¿De qué manera se hizo? Se tomó como ingresos fiscales a la diferencia entre el valor nominal y el valor efectivo de esos bonos CER, hasta un tope del 0,3% del PBI fijado por el propio FMI. En pocas palabras, el ajuste fiscal de 2023 será mayor al esperado.
Por otra parte, el FMI, en el documento de la segunda revisión de metas, le pone cifras a las medidas que se deberían tomar para achicar la brecha fiscal. Una de las medidas más contundentes, en términos fiscales, es “bajar” en un 0,7% los programas sociales. Hoy, apuntan a terminar, en 2022, en 1,7% del PBI y pasarían a solo un 1% del PBI. En sí, el FMI exige un recorte del 40% en los programas en pleno año electoral.
Ya para 2020, la partida “otros programas sociales” se multiplicó por 5 veces en plena pandemia y “cuarentena dura”. Para 2021, se redujo un 43%. Y en 2022, esta partida es equivalente al 1,7% del PBI (se mantuvo en porcentaje del PBI). A pesar de esto, aún será 1,1 % superior al año 2019 (0,6% PBI en 2019 vs. 1,7% en 2021). El FMI reclama que sea la partida con mayor ajuste en 2023. ¿Qué más exige en ese año? Dentro de lo relevante tenemos:
Un 0,5% del PBI de reducción de los subsidios económicos para poder acercarse a la meta del 1,9% de déficit fiscal primario en 2023. En 2022, hubo un ajuste tarifario, pero quedará muy por detrás de la inflación que apunta a terminar el año cerca de del 100%
Que se mantenga el congelamiento de la planta del personal del sector público, se moderen los aumentos salariales y que se controle el gasto (discrecional) de transferencias a las provincias
De esta forma, se podría cumplir con la meta fiscal y también llevar adelante el programa de obras públicas (focalizado en Vaca Muerta) y financiar la elección de 2023 sin tener que recortar otras partidas.
En síntesis, el paquete de medidas que sugiere el FMI generará tensión a nivel interno, más que nada en un año electoral, con la inflación volando y la actividad enfriándose. Si desde Hacienda no se logra el consenso para llevar adelante el ajuste, el riesgo es que:
-Se vuelven a desanclar las expectativas
-Se puede complicar el “roll-over” de la deuda en pesos en pleno proceso electoral
-Se amplía, por carácter transitivo, la brecha cambiaria