Inversiones 2023: ¿Cómo encarar el año?
Debemos recordar que venimos de años de mucha liquidez en el mundo y dinero barato, más inyección de dinero por parte de los principales bancos centrales para salir de la crisis post pandemia.
El año 2022 fue un año difícil para los mercados, donde se rompieron todas las correlaciones entre productos y análisis posibles, lo que hizo imposible poder predecir el comportamiento de los principales activos. Sumado a ello, fue un año lleno de políticas económicas por parte de los gobiernos que cambiaban las reglas de juego u obligaban a repensar con más frecuencia las carteras, y a no olvidarse de la guerra Ucrania-Rusia, que sumó el condimento de la volatilidad. ¿Qué nos dejó 2022? ¿Cómo arrancamos el nuevo año? ¿Dónde nos posicionamos?
El 2022 fue distinto, donde salvo el sector energético, todo lo que cotiza en bolsa cayó. El S&P cerró 20% abajo o el Nasdaq, que nuclea empresas tecnológicas, más del 25% abajo. Pero no sólo acciones perdieron. Lo distinto fue que bonos también finalizaron con pérdidas, algunos de hasta dos dígitos. Generalmente, acciones y bonos se comportan inversamente (cuando suben bonos caen acciones y viceversa), pero el año pasado todo se derrumbó. Esa lógica no estuvo en el mercado.
Debemos recordar que venimos de años de mucha liquidez en el mundo y dinero barato (tasas de referencia cercanas a 0%), más inyección de dinero por parte de los principales bancos centrales para salir de la crisis post pandemia. Ese dinero parte fue a consumo, pero mucho terminó en la bolsa de valores o en criptomonedas. De ahí que 2021 resultó ser uno de los mejores años de la historia en cuanto a inversiones.
Pero pronto comenzaron a aparecer los fantasmas de la inflación (debido a la excesiva emisión de dinero) y con ello las políticas para combatirla. Fue así que los Bancos Centrales comenzaron a subir de manera muy moderada las tasas de referencia. La Fed subió la tasa a 4.33% (desde niveles cercanos a 0). Las subas eran moderadas y anunciadas, pero no por eso no hacían daño. Mientras las expectativas de suba de tasas estuvieron dando vueltas en el mercado, los activos bajaban.
Una vez controlada la inflación, o, mejor dicho, con varios periodos de no registrarse aumento del IPC, las preocupaciones de los inversores pasaron a centrarse en torno a la actividad económica. El foco ahora está en la posible recesión global y su impacto.
Con las grandes bajas el mercado, las pérdidas para las empresas fueron millonarias. Se corrigen las valuaciones infladas. Las más perjudicadas fueron las tecnológicas que en algunos casos perdieron hasta un 70% de su capitalización bursátil. Por ejemplo, TESLA cayó el año pasado un 67%. La capitalización bursátil del fabricante de vehículos eléctricos alcanza los $ 338.000 millones, perdiendo desde el pico de noviembre de 2021 $ 898.000 millones, más de lo que valen Toyota, Ford, Volkswagen, Porche, Mercedes, BMW y GM juntas
Mientras tanto, los bonos también caían llevando las tasas a niveles que no se veían desde hace una década. Los inversores prefirieron la liquidez: cash is King. El dólar se fortaleció, perjudicando también a otros activos, como commodities. Pero petróleo y granos jugaban otro partido: la guerra Ucrania-Rusia y los problemas de oferta en distintos países productores del mundo, con lo que encontraron sostén.
Llamativamente, los mercados emergentes no cayeron tanto. Tenemos el ejemplo del Merval, que en las últimas semanas del año vivió un rally que llevó a la bolsa a subir más del 35% en dólares.
A nivel local la macro está complicada y las perspectivas no son del todo buenas. Cerramos el año con una inflación cercana al 100%, un dólar oficial en torno a 173.2, devaluándose 71%, lo mismo que el blue o MEP, pero lógicamente, estos en niveles más altos, entre 332 y 335. La brecha continúa en casi 90% y aparentemente al gobierno no le incomoda. Las expectativas de devaluación en el mercado a término de Matba Rofex han caído en los últimos días hasta 80% anual, cuando supieron ubicarse en 100% hace un mes.
Durante 2022, los niveles de deuda del Tesoro marcaron récords, siendo la mayoría indexada. La llegada de Massa profundizó la estrategia del gobierno de aplazar vencimientos. Si bien durante el primer semestre los vencimientos eran abultados, con la última licitación, “exitosa porque tuvo una adhesión del 67%”, el Tesoro logra un respiro, postergando para el segundo semestre $ 3 billones. La deuda sigue estando, solo se pateó para adelante. ¿Pero realmente es un problema? ¿Vendrá un default o reperfilamiento? La respuesta es relativa.
El nivel de deuda es alto y corresponde a la necesidad del gobierno por financiar su déficit, lo que sí es un problema. Pero mirando vencimientos, al estar más del 50% en manos del propio estado, es probable que esta deuda, sea manejada y se pueda patear para adelante. Más aun si cambia la composición. Si la proporción indexada bajara subiendo la deuda a tasa fija (podría darse porque está en manos del estado en su mayoría, pero creemos que no se logrará en el corto plazo ni en este gobierno), se podría licuar con una devaluación, como se ha hecho varias veces en la historia argentina. El punto es que, para el inversor, tener hoy letras y bonos cortos del tesoro no representa un gran riesgo de default.
En las últimas semanas de 2022, el equity local pegó tremendo rally, impulsado por energéticas. Los bancos quedaron rezagados, posiblemente ante el menor atractivo que presentan al estar expuestos a letras del tesoro. El Merval en dólares cerró en zona de usd 570. Los bonos soberanos recuperaron parte de lo perdido en los últimos meses del año, pero cerraron con pérdidas del 25% en dólares
Siendo 2023 un año de elecciones, es de esperar mucha volatilidad en los mercados y preferencia por activos más seguros, por lo que el dólar bolsa puede pegar un salto.
Para inversiones offshore, hoy lucen atractivos los bonos corporativos norteamericanos investment grade con duration entre 3 y 6 años. Podría diversificarse la cartera con bonos de la Fed a 10 años.
En lo que tiene que ver con alternativas locales, para excedentes en pesos y para el corto plazo recomendamos fondos comunes de inversión CER o Letras CER cortas. Pensando en un plazo más largo, los bonos corporativos resultan interesantes, con cupones entre 7 y 10% anual en dólares. Para quienes quieran apostar al cambio de gobierno, lo pueden hacer vía compra de equity, fondos comunes de inversión (que rinden muy bien y además se delega la gestión activa de la cartera a expertos) y los tan castigados bonos hard dólar, que aún cotizan en paridades del 25-30%.