Febrero, mes de total incertidumbre
A la incertidumbre política que reina en torno a la aprobación del acuerdo con el FMI, se le suma que este período del año suele presentar baja demanda de dinero y poca liquidación de exportaciones.
Febrero será un mes de alta volatilidad en las variables macroeconómicas. A la incertidumbre política que reina en torno a la aprobación del acuerdo con el FMI, se le suma que este segundo escalón del año suele presentar baja demanda de dinero y poca liquidación de exportaciones.
La brecha cambiaria en 115%, las reservas netas en valores mínimos y las continuas ventas diarias de divisa del BCRA, muestran un deterioro constante de las variables macroeconómicas, que, en caso de no revertir urgentemente, podremos enfrentar mayor incertidumbre en la Economía.
El drenaje diario de reservas con Ventas del BCRA, y la brecha mayor a 110% se vuelve insostenible y va a obligar al BCRA a acelerar la devaluación del oficial para volver a acumular reservas.
Una devaluación sin acuerdo con el FMI, podría provocar una fuerte suba en la Inflación, razón por la cual es esperable que una aceleración en el desplazamiento del Oficial y el achicamiento de la brecha se dé en simultaneo con la formalización del Acuerdo, con una suba de tasas y anticipándose a la liquidación de la cosecha. Esta combinación de medidas podría lograr acumular reservas con mayor rapidez.
El Acuerdo Preliminar le permitió al Gobierno ganar tiempo y frenar las expectativas negativas , sin embargo , las dudas generadas en torno a la aprobación, podrían generar el efecto contrario y acelerar el deterioro en el volumen de Reservas. Si el Poder Ejecutivo da las señales políticas correctas y logra revertir las expectativas negativas, 2 años sin desembolsos a organismos internacionales podría ser una oportunidad para ordenar la economía e ir a las elecciones del 2023 con mayor fortaleza política.
El BCRA deberá continuar con la suba de las tasas de interés, dado los condicionamientos solicitados por el FMI, pero también por necesidad de un mayor control de las expectativas devaluatorias y de la tasa de inflación, que tendrá como consecuencia un freno al consumo y la Inversión.