El temor a un diciembre prendido fuego que preocupa al gobierno del Frente de Todos
Desde el oficialismo, temen que un eventual fracaso en las elecciones legislativas, los problemas internos del FMI, el recalentamiento de la inflación y el tipo de cambio configuren una tormenta perfecta para fin de año. Las dudas que trae el relajamiento de las restricciones por la pandemia y la "gente en la calle". Un diciembre como el que sufrió Macri en 2017, la peor pesadilla para la Casa Rosada.
"La elección está perdida. Lo que hay que hacer ahora es reducción de daños. Tratar de mantener los senadores que nos aseguren el quorum. Y perder la menor cantidad de diputados. Pero el problema es diciembre. Los intendentes lo sabemos". Las palabras del político peronista bonaerense (diputado mandato cumplido) que, pese a que está en la zona de los 50 años, es considerado como "mayor" por los más jóvenes de La Cámpora, aunque ya muchos de ellos tengan mas de 40 años, suenan más a reproche que a ironía.
"¿Viste que hay muchos en La Cámpora que repiten la frase que usaba Perón sobre el Mariscal de Sajonia?" (Perón contaba la anécdota donde había un mariscal que tenía una mula que lo había acompañado en más de diez campañas, pero decía también: la pobre mula no sabe todavía nada de estrategia. Lo peor es que muchos generales que lo habían acompañado sabían lo mismo que la mula). Bueno, por lo visto, la anécdota que contaba el general se aplica tambien a ellos", señala con ironía el ex legislador, usando acaso el sarcasmo como una sutil forma de venganza.
Pero la preocupación no es sólo de los militantes territoriales del peronismo. Muchos intendentes, proyectos de caudillos bonaerenses -que después de la derrota de las PASO, se animan a disputarle al bastón de mando a Axel Kicillof- hablan por lo bajo de una tormenta perfecta en lo político, lo económico y lo social que termine por configurarle al gobierno un "diciembre caliente".
En lo político, la mayoría cree que la suerte de este nuevo gabinete se juega también el 14 de noviembre. Si se pierde por poco, habrá pocos cambios. Si la distancia entre JxC y el FdT es mucha, es probable que haya un nuevo recambio de ministros en el verano. En especial, en el gabinete económico. De todas maneras creen que la crisis politica en el peronismo siempre es manejable. "Es una cuestión de mesa", explicó un ex diputado peronista que conoce bien la toma de decisiones del kirchnerismo.
"Es que ahora la mesa que decide se agrandó: donde antes se sentaban sólo Máximo, Massa, Alberto y Cristina, ahora tallan también los gobernadores. Y si la cosa sigue así, es probable que le den un banquito a la CGT y las organizaciones sociales. Eso se verá de acuerdo a la distancia que quede el FDT con JXC en noviembre", completó el experimentado dirigente.
Si bien entre la "vieja guardia" del peronismo descartan un escenario parecido al del jueves 14 de diciembre de 2017, cuando fue la aprobación de la reforma previsional, con un Congreso vallado por 1500 efectivos de la Gendarmería, la Policía Federal y la Policía de Seguridad Aeroportuaria que tuvieron que frenar con una fuerte represión a casi 300.000 trabajadores durante varias horas ("no somos Macri ni Bullrich", dicen), lo cierto es que el temor a que las protestas se reproduzcan existe. Aunque las organizaciones sociales y los gremios estén dentro del gobierno.
El golpe a Kristalina en el FMI y el cachetazo para Guzman
Otras de las razones que causa urticaria en el ala económica del gobierno es la situación de crisis que atraviesa Kristalina Georgieva, en el Fondo Monetario Internacional. "No es sorprendente que haya personas que no están felices en relación a la dirección que ha tomado el FMI bajo el liderazgo de Georgieva", dijo Joseph Stiglitz, Nobel de Economía y mentor del argentino Martín Guzmán.
La actual situación de Georgieva es complicada: está acusada de favorecer a China en el ranking del Doing Business, la publicación del Banco Mundial que estaba a su cargo. Stiglitz y Georgieva dicen que la acusación es falsa y que la presión viene del ala republicana de los EE.UU. La teoría es tragable: de acuerdo a la agencia Bloomberg, la titular del Tesoro Janet Yellen, no le atiende más el teléfono a Georgieva. Las miradas están todas puestas en David Lipton, el ex número dos de Christine Lagarde en el FMI y actual funcionario de Yellen. Lipton y Lagarde fueron los hacedores del préstamo de 45.000 millones de dólares a Mauricio Macri.
Los efectos de una posible caída de Georgieva preocupan a Guzmán, que podría ver naufragar ante sus ojos el acuerdo con el Fondo. Y es que el FMI, sin Georgieva, podría proponerle un acuerdo puente por dos años a la Argentina, especulando con un regreso de JxC a la presidencia en 2023. Eso significaría un ajuste "a la griega" en la Argentina, lo que la empujaría a una depresión económica brutal.
Acaso el encuentro de María Eugenia Vidal junto al ex ministro de Economia, Hernán Lacunza hace tres semanas con fondos de New York y la reunión de Horacio Rodríguez Larreta con representantes del Citi, JP Morgan, Bank of América y el Deutsche Bank tenga algo que ver con esto. Al menos eso creen en el Instituto Patria.
Inflación, salarios, dolar: el músculo más sensible es el bolsillo
Pero en la cartera de la dama y el bolsillo del caballero, el problema son los pesos que no alcanzan. Y es que la masa de ingresos fijos de las familias registraría en noviembre un nivel 1,5% inferior al del segundo semestre de 2020. El monto de ingresos fijos de las familias en el primer semestre de este año se ubicó 7% por debajo del de igual período de 2009 y es también inferior en 18% al de 2013, años en los que el oficialismo nacional perdiera en elecciones legislativas. En la Casa Rosada, el nuevo equipo que entró lo sabe bien: sin consumo que crezca no hay forma de ganar una elección. Y el salario es la base del consumo.
La inflación tampoco parece estar ayudando, y el consenso entre los economistas es que este año el IPC rondará el 45% de aumento. Para peor, tampoco creen que sea realista el Presupuesto 2022 que se debe discutir en Diputados, donde la inflación anual sería del 33%. En rigor, esa meta de inflación supone una variación mensual promedio de precios del 2,4%. La realidad es que nadie cree que sea posible, ya que solo bajo la cuarentena las variaciones mensuales de precios se mantuvieron por debajo del 3%. Con una economía funcionando a pleno en 2022, esos números parecen demasiado optimistas.
Tampoco tranquiliza a nadie el precio del dólar. Y es que como señala un trabajo reciente de Ecolatina, "en la primera mitad de este año la cuenta corriente exhibió un superávit externo de USD 3.300 M, mostrando un resultado favorable muy similar al de igual período del año previo en términos de divisas. Sin embargo, tres factores impulsaron este dato al alza".
Pero esos números se dieron porque el turismo estuvo prácticamente cerrado (se necesitaron U$S2100 millones menos) y el pago de intereses de deuda volvió a ser acotado, dado el nuevo perfil de la deuda surgido de la reestructuración, por lo que el ahorro resultante para el primer semestre de este año alcanzó alrededor de U$S2.200 M. En tanto el salto de los precios de los commodities hizo que los primeros seis meses hubiera una ganancia por efecto de los precios de U$S4.200 M. "Estimamos que, sin mediar el derrumbe del turismo internacional, el alivio en la carga de intereses por la reestructuración ni la mejora en los términos de intercambio, el resultado de la cuenta corriente del primer semestre habría mostrado un déficit de USD 5.200 M (1,1% del PBI)" afirman en Ecolatina. Todos dólares que la Argentina empezará a necesitar en 2022 y que se harán sentir fuerte en diciembre. Algo que saben muy bien en el Palacio de Hacienda, en la Casa Rosada, en el BCRA y en todos los niveles de gobierno. Una tormenta perfecta que nadie quiere vivir y menos un gobierno que acaba de perder las elecciones.