La pandemia trajo muchos dolores de cabeza para todos. Específicamente para el Ministro Martín Guzmán, el problema viene por el lado fiscal. Por un lado, el gobierno se vio obligado a incrementar el gasto público para gastos sanitarios y de contención a la crisis, mientras los ingresos tributarios se desplomaron a causa de la parálisis de la actividad económica. Mientras el gasto público llegó a crecer al 96,83% interanual en los meses de abril y mayo, los recursos tributarios lo hicieron al 11,5% y 12,4% interanual respectivamente. De esta forma, del déficit fiscal heredado del 0,4% del PBI se va a pasar a uno del 8% del PBI.

En los últimos meses se registró una desaceleración del crecimiento del gasto (en julio creció 59,25%ia), y una aceleración de la recaudación tributaria (el último dato de agosto creció 33,5%ia) aunque en términos reales los ingresos siguen cayendo.

Ahora bien, si vemos la composición de la recaudación tributaria se observan cambios en la participación de los impuestos que recauda la AFIP. Por un lado, los impuestos ligados a la actividad económica, si bien siguen siendo los de mayor participación, cedieron terreno respecto a los que se mueven de manera más independiente del ritmo de la economía.

Por ejemplo, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) neto de devoluciones representaba alrededor del 30% de la recaudación previo a la pandemia. Al caer la actividad consecuentemente se producen menos transacciones y se recauda menos IVA. Ahora representa el 25,81% de la recaudación.

Por otro lado, si bien con menos peso relativo en la recaudación total, el Impuesto PAIS, que se grava en un 30% las compras de dólares, empieza a ganar terreno. Cuando nació en enero de este año representaba apenas el 0,6% de la recaudación. Recordemos que, con la imposición del impuesto, muchos dejaron de comprar dólares en el mercado oficial y se trasladaron al informal. Con el paso del tiempo, la brecha entre el blue y el oficial se fue ampliando, y a los ahorristas les convino adquirir sus dólares en el mercado formal. Este aluvión de demanda de dólares oficiales produjo un incremento de la recaudación del impuesto PAIS. En julio, 3,9 millones de personas compraron dólares y en agosto se espera que la cifra haya superado ampliamente los 4 millones. Para este último mes la participación de este impuesto subió al 3,58%.

Dólar ahorro: una de cal y una de arena para el gobierno

De esta manera, la participación de este impuesto escala mes a mes. No solo por el incremento de la recaudación que ya llega a $21.889 millones, sino que también por la caída general de la recaudación. En otras palabras, no solo crece el numerador, sino que también cae el denominador.

Esta situación genera una disyuntiva entre los principales referentes económicos del gobierno. Por un lado, el Presidente del BCRA, Miguel Ángel Pesce quiere prohibir la compra del dólar ahorro para cuidar las escasas reservas, mientras que el Ministro Guzmán quiere seguir con el cupo de US$200. Por un lado, la decisión de Guzmán es política ya que el caldeado humor social se vería agitado nuevamente por esa decisión. También, el ministro cree que con la efectivización del arreglo de la deuda va a disminuir la demanda de dólares, y, además, mira con atención el flujo de ingresos provenientes del impuesto que se cortarían en caso de suspender el dólar ahorro. En momentos en el que se está por arrancar a negociar con el FMI, Guzmán no quiere perder ningún ingreso.

El problema fiscal en Argentina viene de larga data. Como ya se ha mencionado, para este año se estima un déficit fiscal alrededor del 8% del PBI, y para el año que viene el ministro anunció que buscará un déficit fiscal del 4,5% del PBI. Ese número puede que se vaya a utilizar para negociar con el FMI y en Congreso para la ley de Presupuesto 2021.

Más allá del número final, lo que queda claro es que el bache entre ingresos y gastos se va a tapar subiendo impuestos. El sector privado ya está agobiado de trabajar para el Estado y si se lo sigue exprimiendo como naranjas van a desincentivar la producción privada que es en definitiva la que nos va a sacar del pozo en el que estamos.

La visión de que el Estado, cobrando más impuestos y con ese dinero motoriza la economía está equivocada. Solo es una mera redistribución de recursos sin generación de riqueza. Para ello hace falta generar incentivos a los privados para que salgan a producir. Hace falta que el Estado deje de gastar de más y en base a esa disminución de las erogación poder disminuir impuestos y regulaciones para que el sector privado se ponga en marcha.