Banco Central: un ente desenfocado
La inflación, que ya cumplió 75 años de antigüedad, confirma la derrota del ente. La necesidad de flexibilizar para dar lugar a la competencia y a las reglas de juego claras.
El fin principal del BCRA es preservar el valor de la moneda. La inflación, que ya cumplió 75 años de antigüedad, confirma la derrota del ente. ¿Porqué no puede cumplir? El Estado subordina el valor de la moneda a financiar el déficit fiscal producido por los gobernantes que gastan mas que los ingresos.
El faltante es financiado por BCRA. Que se convierte en un apéndice del gobierno. Explica mi libro “Por un País mas Justo y Floreciente” la Argentina está sometida, encadenada a “apropiaciones privadas concesionadas”, protegidas de la competencia de mejores alternativas. Tales “apropiaciones” empobrecen, primero a los desprotegidos, y finalmente, a todos.
Patria de ventajas personales protegidas por leyes, regulaciones y prácticas contra competencias, abusivas, en perjuicio del conjunto excluido. La inflación no es ajena, completa la confusión de precios y normativas en perjuicio de los ingresos del conjunto.
La prueba es la Convertibilidad, la experiencia desde 1991 hasta el inicio de 2002, sin inflación. Prohibió al BCRA emitir pesos para financiar actividades. Sólo permitía emitir para comprar dólares a un peso; y vender dólares a un peso, con la consiguiente contracción de la emisión. Por separado, privatizaron empresas y liberaron regulaciones que eliminaron gran parte de las “apropiaciones concesionadas”.
El conjunto de liberaciones a la competencia y la mayor certidumbre impulsaron competencias novedosas, dando oportunidades a millones de personas y el fuerte aumento de los ingresos individuales.
En 1989, el ingreso promedio de la población había caído, tras las devaluaciones anteriores, hasta 5.985 dólares, a precios del consumidor de EEUU de 2020. Con la Convertibilidad y las nuevas competencias, el ingreso creció hasta 14.740 dólares, en 1998. Enorme expansión económica.
Sin embargo, hacia fines de la década, las crisis del Sudeste asiático, default ruso, y la devaluación del real de Brasil, arrastraron la profunda caída de los mercados de la soja y materias primas, contrayendo los ingresos hasta 11.815 dólares, en 2001.
Esa declinación generó desasosiego y abrió la revancha a los que habían perdido privilegios, con las reformas de los años 1990/99. Propiciaron la vuelta atrás, que lograron con la renuncia de De la Rúa, los últimos días de 2001. La destrucción institucional pulverizó el ingreso, que cayó a 4.312 dólares, en 2002.
Perdido el rumbo, los privilegios de las “apropiaciones concesionadas” seguirán aumentando la pobreza. El libro citado propone 30 liberaciones para triplicar los ingresos del conjunto. Y así alcanzar el nivel de España.
El Himno Nacional insiste Libertad, Libertad, oíd el ruido de rotas cadenas, Ved el trono a la noble igualdad. Manos a la obra. Del “Estado soy yo” de Luis XIV, al “Gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo” del presidente Lincoln.