Argentina tiene dos presidentes
En el aniversario del fallecimiento de San Martín, nuestro presidente, Alberto Fernández, hizo eco de una frase, muy probablemente sacada de Google antes del acto, de nuestro prócer: “seamos libres, lo demás no importa nada”.
Es irónico que nuestro presidente haga uso de la frase de un hombre que luchó incansablemente por la libertad de su pueblo, después de mantenernos 9 meses encerrados el año pasado. Al parecer, desde el Fernández que salía con “dedito acusador” a restringir nuestras libertades hasta ahora hay un largo trecho. Como si se hablara de dos personas distintas. Es más, lo más anecdótico es que se refirió en una oportunidad a él mismo en tercera persona: “San Martín diría que no lo manden a Alberto a negociar cualquier cosa con el FMI”. Al parecer la Argentina está gobernada por dos Albertos al mismo tiempo.
Recordemos que el gobierno en un año y medio de gestión no hizo más que coartar libertades individuales y avanzar sobre el derecho de propiedad privada. Desde que asumió no hacemos más que discutir consensos que ya fueron superados en el resto del mundo.
Los mismos políticos que en el aniversario del fallecimiento de San Martín sacan la bandera de la libertad, al mismo tiempo votan: ley de alquileres, ley de cupos, ley de góndolas, controlan precios, encrudecen el cepo, apoyan la toma de tierras y quisieron expropiar Vicentín. Esos mismos políticos que cobrando sueldos por arriba de los $250.000 mensuales nos impedían salir a trabajar el año pasado, hoy nos hablan de libertad.
¿Cómo es posible que sean capaces de hacer alusión a la libertad cuando viven afectando las libertades de los demás? Ser libres implica, como bien dice el Dr. Alberto Benegas Lynch, respetar el proyecto de vida ajeno. No obstante, los políticos con su mera presencia no hacen más que inmiscuirse en los sueños de todos los argentinos.
Cada vez que te hablan de libertad, van y aprueban una ley que te dificulta la existencia. Los argentinos trabajamos la mitad del año para pagarle al Estado. Así que, de qué libertad están hablando los políticos sino hacen más que obligarnos a vivir en un estado de esclavitud constante.
A mí me daría pudor hablar de libertad cuando casi la mitad de los argentinos viven por debajo de la línea de pobreza, más de la mitad de los chicos en pobreza, una inflación mensual del 3% y un nivel de vida de los trabajadores que se ha corroído en más de 44 puntos porcentuales en casi 10 años.
Mientras ellos organizaban reuniones en Olivos, a la gente no les permitían trabajar; pero ahora te hablan de libertad. Es un grado de cinismo e hipocresía elevadísimo.
Más específicamente, la situación socioeconómica es alarmante. Desde la Fundación Libertad y Progreso elaboramos un Índice de Nivel de Vida de los Trabajadores (INVT) que mide la evolución de los salarios de los trabajadores argentinos, deflactado por la evolución de la canasta básica total, desde abril de 2013, utilizando desde abril de 2013 hasta abril de 2016 la serie de FIEL, porque durante la gestión de Cristina Fernández se dejó de publicar la CBT. Al ser un índice de variación mensual se puede analizar si desde que se publicó el último dato de pobreza, la situación ha mejorado o ha empeorado.
En junio, los trabajadores se han acercado a la línea de la pobreza en un 1,4% con respecto al mes anterior y se han acercado un 4,1% con respecto a junio 2020. Esto implicó por ejemplo que una familia con ingresos en torno a los 50.000 pesos perdiera 4,1% de poder de compra de la Canasta Básica Total (CBT) respecto de junio de 2020 y 7,6% respecto a la Canasta Alimentaria (CBA), respecto de junio de 2020.
Sin embargo, desde la política no hay respuesta más allá de medidas que terminan afectando aún más la calidad de vida de los argentinos. Obviamente, para poder salir de dicha situación es necesario apelar a la libertad y no habría que preocuparse de nada más porque la misma garantizaría la prosperidad de todos los argentinos. De lo contrario, debemos olvidar cualquier sueño de un país próspero.