Los especialistas en informática hablan de un ataque sin precedentes. Todos los casos previos se quedan cortos, en comparación. Nunca había existido un hackeo que afecte al mismo tiempo a tantas figuras públicas y de semejante calibre. 

El escándalo empezó pasadas por la tarde, aunque nadie entendía entonces lo que sucedía. El primero que aparentemente fue hackeado fue el magnate Elon Musk, dueño de la empresa Tesla, entre otras tantas. Lo siguieron Bill Gates, fundador de Microsoft; Jeff Bezos, dueño de Amazon; y Warren Buffet, histórico inversionista de Wall Street. Todos nombres fuertes. 

Horas más tarde se manifestó Jack Dorsey, uno de fundadores y CEO de Twitter. "Día difícil para nosotros en Twitter. Nos sentimos muy mal por lo que pasó. Estamos estudiando lo que pasó y vamos a compartir todo lo que sepamos una vez que tengamos un entendimiento más completo respecto a lo que pasó", tuiteó Dorsey. 

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jack on Twitter

También atacaron a políticos. El expresidente Barack Obama fue el más destsacado pero no el único. El candidato demócrata Joe Biden, rival electoral de Donald Trump, y el líder republicano Michael Bloomberg no se salvaron. La cuenta del Primer Ministro israelí,  Benjamin Netanyahu también publicó el mensaje no deseado. Bien podría incluirse en esta lista al convocante rapero Kayne West, quien por cierto, había manifestado la última semana una intención de sumarse a la carrera presidencial. 

Marcas como Apple y Uber también fueron víctimas del hackeo, además de otra larga tanda de firmas vinculadas a las criptomonedas o billeteras virtuales. Básicamente, todas las cuentas han publicado una estafa. El repetido mensaje prometía duplicar una inversión en bitcoins en algunos casos y recaudar fondos para una causa benéfica relacionada con el covid-19 en otros. 

"Todos me piden que devuelva algo de lo que tengo", publicó la cuenta de Bill Gates. "Voy a devolverle a mi comunidad", la de Obama. "Me siento generoso por el covid-19", la de Elon Musk. En los tres casos, al igual que en el resto de los perfiles utilizados, el mensaje terminaba con la invitación a doblar la cantidad depositada en lapsos de tiempo ridículos y un link. 

“Una estafa bastante reconocible, cada vez más habitual pero nunca de esta magnitud”, le dijo Gabriel Zurdo, especialista y consultor en temas de seguridad tecnológica, a Data Clave.  “Es un movimiento coordinado, una organización, no una persona puntual. Los movimientos en criptomonedas no son rastreables”, explica. Se estima que con la maniobra se recaudaron, por lo menos, unos 100 mil dólares.