Desde la asunción de Donald Trump como presidente de Estados Unidos se inició un fuerte cambio en las políticas migratorias, que incluyó deportaciones masivas en todo el país. Hasta el momento, se calcula que más de 10 mil personas fueron deportadas a sus países de origen, aunque la cifra continúa en aumento. En este marco, diversos organismos intrernacionales criticaron las medidas del republicano, a los que se sumó el Papa Francisco.

El Sumo Pontífice le envió una carta a los obispos de Estados Unidos, en la que criticó las deportaciones ordenadas por Donald Trump y les pidió que se opongan. “Pido a los fieles que no cedan ante las narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a los migrantes y refugiados porque todos estamos llamados a vivir en solidaridad”, señaló Francisco. 

“He seguido con atención la importante crisis que está teniendo lugar en los Estados Unidos con motivo del inicio de un programa de deportaciones masivas”, sostuvo Francisco, al tiempo que pidió que expresen “su desacuerdo con cualquier medida que identifique, de manera tácita o explícita, la condición ilegal de algunos migrantes con la criminalidad”.

En este marco, el Papa anticipo que “lo que se construye a base de fuerza, y no a partir de la verdad sobre la igual dignidad de todo ser humano, mal comienza y mal terminará”. Además, denunció el “criterio ideológico” que se esconde detrás de las medidas del republicano.

Las deportaciones masivas fueron una de las primeras medidas que ordenó Trump luego de su asunción el pasado 20 de enero. La medida está destinada a aquellos inmigrantes que se encuentran en el país en condiciones irregulares. Se estima que más de 10 mil personas fueron deportadas, sumados a los que se están yendo por voluntad propia. En su mayoría, los deportados se dirigieron a México y otros países de América Central y Caribe, sumado a que en las últimas horas llegaron los primeros vuelos a Venezuela, a lo que el presidente Nicolás Maduro consideró un "primer paso por una agenda de entendimiento".

“El acto de deportar personas que en muchos casos han dejado su propia tierra por motivos de pobreza extrema, de inseguridad, de explotación, de persecución o por el grave deterioro del medio ambiente, lastima la dignidad de muchos hombres y mujeres, de familias enteras, y los coloca en un estado de especial vulnerabilidad e indefensión, expresó el Papa. 

Dirigiéndose a los obispos del país norteamericano, Francisco los invitó a trabajar “a favor de la protección y defensa de quienes son considerados menos valiosos, menos importantes o menos humanos”, al tiempo que reclamó “evitar muros de ignominia”. La carta concluye pidiendo a la Virgen de Guadalupe “que proteja a las personas y a las familias que viven con temor o con dolor la migración y/o la deportación”.