Se profundiza la crisis social a pesar de la baja de la inflación, y ya afecta al 62% de los jóvenes
Mientras el presidente celebra la baja de la inflación en Argentina, uno de cada cuatro jóvenes vive en la indigencia, sin recursos suficientes para alimentarse a diario. La pobreza juvenil sigue en aumento y afecta al 62% de los menores de 30 años, en un contexto donde el desempleo alcanza a seis de cada diez jóvenes.
"Estamos bajando la inflación casi sin costo", celebró el presidente Javier Milei en el acto por los 100 años de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC). Sin embargo, detrás de estos números se esconde una realidad alarmante: en Argentina, un 25% de los jóvenes cayó en la indigencia, es decir, no cuenta con los ingresos necesarios para cubrir su alimentación diaria. Esta cifra, sin precedentes en el país, se da en un contexto donde la pobreza general supera el 50% y la indigencia se mantiene por encima del 18%, duplicándose el número de trabajadores que, pese a estar registrados, no logran cubrir una canasta básica.
Al respecto, consultoras privadas proyectan que la inflación de octubre, que se conocerá oficialmente este martes, rondará un 3% y podría seguir bajando a un 2,5% mensual en los próximos meses. Sin embargo, esto ocurre a costa de una recesión económica que golpea los bolsillos de los argentinos, reduciendo el consumo masivo y dejando a una gran parte de la población en una situación cada vez más crítica.
Un informe del Centro de Estudios para la Recuperación Argentina (Centro RA), de la Universidad de Buenos Aires, destaca que "la tasa de pobreza y de indigencia presentan una tendencia al alza, con una mayor incidencia en los jóvenes". La pobreza juvenil aumentó al 62%, afectando más que al promedio de la población, y casi un cuarto de ellos viven en la indigencia. Dentro de este grupo, la situación es más compleja para las mujeres jóvenes, que enfrentan mayores barreras de acceso laboral y salariales.
En el último año, la pobreza creció un 43,3%, y la indigencia se disparó un 131%, reflejando un empeoramiento de las condiciones económicas. "Este indicador es escalofriante", afirmaron desde el Centro RA, y subrayaron que nunca se había registrado una indigencia juvenil de tal magnitud. La cifra creció un 7% solo en los últimos seis meses, lo que agrava el problema estructural de desempleo, que afecta a seis de cada diez jóvenes, y de subocupación entre quienes sí encuentran trabajo.
Durante el evento de la CAC, Milei sostuvo: "De aquí en adelante, todos los días vamos a estar un poco mejor que el día anterior. En vez de ser cada día más pobres, seremos cada día más ricos". Pero, mientras tanto, la realidad es que 6.012.772 personas viven en hogares indigentes y 16.269.174 en hogares pobres, los niveles más altos en dos décadas.
La situación de las mujeres jóvenes es particularmente alarmante, según el informe del Centro RA, que señala una brecha laboral de casi 18 puntos entre mujeres y hombres jóvenes. En el primer trimestre de 2024, había 1,5 varones jóvenes empleados por cada mujer en ese rango etario. Aunque han ganado espacio en el mercado laboral, la tendencia vuelve a desfavorecerlas.
Para los jóvenes que buscan independencia, la falta de ingresos estables es un obstáculo significativo. Según datos de la Fundación Tejido Urbano, entre 2 y 2,5 millones de personas de entre 25 y 34 años no logran mudarse de sus hogares debido a la falta de ahorros o ingresos suficientes para solventar los costos.
A nivel mundial, el panorama tampoco es alentador. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) informa que más de la mitad de los jóvenes empleados en el mundo lo hace en condiciones informales y sin seguridad laboral. Solo uno de cada cinco jóvenes en países de bajos ingresos encuentra trabajo remunerado, lo que impide que muchos logren estabilidad financiera.
En este contexto, Argentina enfrenta un reto mayor. Con la reforma laboral impulsada por el gobierno de Milei, muchos especialistas advierten que las condiciones para los jóvenes podrían empeorar aún más, promoviendo un mercado laboral más precario, con mayor informalidad y menor estabilidad.