Marlene Wayar y la ley de cupo laboral trans: "Es un golpe a las emociones"
La psicóloga social, comunicadora y defensora de los derechos humanos dialogó con Data Clave sobre este momento histórico de "furia travesti". Consideró que con la reciente promulgación de la norma "Diana Sacayán- Lohana Berkins" el Estado y la sociedad "les reintegran un lugar del que nunca debieran haber estado excluidas".
El 2021 será recordado, no solo por la pandemia, sino también como el año de la ampliación de derechos para algunas minorías. Con la sanción de la ley 27.636, aprobada el 25 de junio por el Senado y promulgada el miércoles pasado por el presidente Alberto Fernández, se establece un cupo laboral mínimo de personas travestis, transexuales y transgénero para las vacantes de empleos de la Administración Pública Nacional.
Data Clave dialogó en exclusiva con Marlene Wayar, activista travesti por los derechos humanos, psicóloga social y comunicadora, sobre el alcance de la ley que lleva el nombre de Diana Sacayán y Lohana Berkins, dos referentes del colectivo ya fallecidas.
Data Clave: ¿Qué significa la sanción de esta ley?
Marlene Wayar: Es como un golpe a las emociones. En concreto significa que un colectivo que ha estado históricamente excluido de la empleabilidad, de lo laboral y del ambiente del trabajo, a partir de ahora va a poder sentir que el Estado y que esta sociedad les reintegra este lugar del que nunca debieran haber estado excluidas. Eso implica todo un andamiaje que los va a organizar de otra manera la vida, más en sintonía con el resto de las personas, como el horario laboral, los ámbitos laborales, la manera de sostener y manejar su dinero. O sea, que los va poner en sintonía con la sociedad. Pero también implica que el hecho mismo de que estén transitando por esos espacios laborales cambie simbólicamente la imagen de toda una sociedad respecto de las personas travestis y trans.
DC: Un gran cambio para las futuras generaciones…
MW: Las personas travestis y trans, niñas que están llegando, que están naciendo y que están deseando ser, van a pensarse posibles, van a ver sus deseos posibles de construirse como quieran y por fuera de los mandatos que les dicen de que si toman esa decisión de ser quienes son la historia es la exclusión, la prostitución y el desamparo.
DC: ¿Cuáles son los cambios que se esperan en el corto plazo?
MW: Creo que lo que vamos a ver es el movimiento en el ambiente laboral, cómo se comportan esas personas que vayan siendo incluidas y si también están a la altura de las circunstancias. Algunos de los argumentos que funcionan es si estas personas tienen la capacidad necesaria para la empleabilidad, si se pueden manejar o no. Y bueno, la verdad que eso es casi una aseveración. No quiere decir que no tengan las capacidades, pero no están preparadas, porque es un lugar desconocido, porque han sido excluidas del sistema educativo, entre otras cuestiones. Y eso pone en evidencia a la otra parte, a cómo hemos preparado al contexto humano para ser receptores, para poder brindar herramientas, para poder capacitar a las personas en el haciendo. Todas las personas sabemos que cuando entramos a un empleo es sumamente necesario cómo tus compañeras o compañeros te van guiando porque lo que es teoría, en la práctica se deshace.
DC: ¿Cuáles son los puntos principales de esta Ley?
MW: El principal es que el Estado se está comprometiendo a incorporar como fuerza laboral a parte de la comunidad travesti y trans. Esto va a ser en un 1%, que va a ser progresivo en la medida que vayan surgiendo esos puestos de trabajo que se generen. Por supuesto, implica el acceso a otros derechos como la obra social y los resguardos sociales que tiene un empleo formal. La otra cuestión que tiene es la fundamentación de la ley, que es esta lectura que está haciendo el Estado de todo lo que hizo y dejó de hacer por una comunidad en particular que históricamente ha sido negada de todos de sus derechos. Esto es una pequeña porción.
DC: Luego de haber recorrido y transitado este largo camino, ¿cómo definirías este momento histórico?
MW: La furia travesti. Esta ha sido una ley que nuevamente le ha dado entidad a la subjetividad travesti, que es una subjetividad que por sudaca, por argento, por latinoamericana está condenada a desaparecer. La localizaron, siguiendo a Lohana Berkins, la ensuciaron y la manosearon tanto que todas las nuevas generaciones la empezaron a desconocer y optaron por otras terminologías colonizadas que nos vienen del afuera que son más abstractas como mujer trans, varón trans y que son como la manipulación que hace el sistema para coaptarte.
DC: ¿Cómo sería eso?
MW: Te aceptamos, te vamos dando inclusión y algunos derechos de manera progresiva, si aceptás de alguna manera acomodar tu humanidad a nuestros preceptos. Lo "travesti" se escapa de todo esto y por esa cuestión estaba en vilo de desaparecer y hemos logrado que quede instalada. La hemos resignificado durante muchísimos años con tantas compañeras que ya no están y su memoria se iba a ir también con el desuso de la palabra "travesti", lo que se entiende como otra subjetividad que no es hombre ni es mujer. Que esté impresa nuevamente en un documento público, que los diputados, diputadas, senadores y senadoras la hayan tenido que nombrar y citar a nuestras compañeras muertas como Lohana y Diana, una y otra vez, para justificar la ley, es como la vuelta travesti que viene con furia, con mucha furia amorosa también. Es esa claridad que resume no solo una identidad de género específica sino de clase, de etnia, de espacio geográfico, de nuestros horizontes y de nuestras biografías.
DC: ¿Cómo crees que influyó la mayor visibilización en los medios de comunicación, en series, en películas de personajes travestis y trans?
MW: Todas las cosas que van sucediendo, en donde la subjetividades se corren desde el destino que les está trazado, ayuda. Lo que sucede en el campo cultural y en la comunicación es fundamental porque llega a muchas personas, porque el arte tiene esa cuestión que impacta sobre las emociones, los sentimientos. Nos quita de una cosa personalizada para convertirnos en teleespectadores de una situación mediada por la distancia y en esto podemos bajar las defensas para empatizar con personajes que capaz en la vida real no empatizaríamos. Me parece que ha sido de mucha ayuda. Es fundamental lo que realizaron y realizamos las activistas porque en parte ha sido convencer a las personas que después terminan siendo guinistas, directores y directoras. Les hemos tenido que decir a muchos en "off" que las actrices también tienen que ser travestis. Es fundamental todo el trabajo realizado por el sistema de comunicación cultural.