Las elecciones de noviembre definirán quiénes en el Congreso aprobarán, y cómo, el ajuste que pide el FMI
En medio del crecimiento desmesurado de la deuda interna, el organismo volvió a reclamar un plan económico “creíble y sólido” para renegociar US$ 45.000 millones que se adeudan.
Solo un par de candidatos a legisladores, la tradicional postura trostquista y el radical, Ricardo López Murphy, explicitaron que el próximo Congreso deberá abordar la renegociación que logre el Gobierno para pagar los US$ 45.000 millones que le debe al Fondo Monetario Internacional (FMI) y los otros US$ 2.000 millones al Club de París.
En medio del debate sobre quienes “garchan más” o si somos mas divertidos que Suiza, pasó desapercibido que hace un año Argentina logró refinanciar su deuda con los acreedores privados, unos US$ 90.000 millones y postergar hasta el 2030 el pago de unos US$ 34.000 millones de intereses.
Pero a pesar de ese logro, la tasa de Riesgo País no baja de los 1.500 puntos (llegó a superar los 1.600 puntos) lo cual hace que Argentina tenga los mercados externos de financiamiento cerrados por estar considerado virtualmente en cesación de pagos.
Y eso obedece a que no es “virtual”. El Gobierno no pudo cancelar un vencimiento de deuda de US$ 2.400 millones con el Club de París, abonó US$ 400 y postergó los restantes US$ 2.000 millones (más los intereses) para marzo, cuando espera haber cerrado la negociación con el FMI.
En medio de este panorama, la emisión monetaria y la deuda interna para cubrir el déficit fiscal vienen creciendo a pasos agigantados.
La deuda remunerada que tiene el Banco Central entre letras de liquidez (Leliq) y pases pasivos se duplicó durante el Gobierno de Alberto Fernández tras alcanzar en mayo un pico de 141% de la base monetaria y mantenerse hoy en torno a 134%, un nivel considerado “peligroso” por los analistas.
Así se desprende de un análisis de la Fundación Libertad y Progreso en base a datos del BCRA, en el que alertó: “Coquetear con niveles similares previos a la crisis de confianza en 2018 sumado a la alta inflación, puede ser peligroso”, en referencia a que la relación deuda remunerada/base monetaria se manttiene cerca del máximo alcanzado durante la gestión del ex titular del Central, Federico Sturzenegger, con el 137%.
Habrá que recordar que una de las cosas que exigió el FMI para firmar en junio del 2018 el primer acuerdo con Mauricio Macri fue desarmar “la bola de Lebacs” que se había generado para absorber los pesos que circulaban en le mercado y evitar una mayor inflación.
Desde enero el Central pagó en concepto de intereses de Leliqs y pases casi $ 797.00 millones, un 90% más que en el mismo período del 2020.
El propio ministro de Economía, Martín Guzmán, calificó como “disfuncional la situación”, ante un grupo de empresarios la semana pasada en Córdoba, al afirmar que “tenemos una situación en la cual el stock de Leliqs más pases pasa los 4 billones de pesos”.
“Esa situación es disfuncional para el sistema económico, porque lo que necesitamos es un sistema financiero que canalice el ahorro en inversión”, dijo Guzmán, como si fuera un comentarista de la realidad y no un hacedor.
Una imagen más “simpática” brindó su par de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, para quien “no es lo mismo endeudarse en pesos que en dólares, o con el Ctibank que con un pariente”. Y es cierto,... al Tío Gerardo podemos no pagarle y a lo sumo no vendrá para la Navidad. Eso si. La deuda es la deuda, y es difícil que otros familiares te presenten cuando se enteren que lo “dejaste de garpe” al bueno del tío.
Como sea, los técnicos del FMI dejaron en claro que Argentina necesitará, en breve, presentar un plan económico “creíble y sólido” si quiere renegociar los US$ 45.000 millones que le adeuda al organismo.
Además “a medida que se establezca la estabilidad y disminuya la pandemia, habrá que considerar la posibilidad de retirar gradualmente las medidas de control y los impuestos a la exportación”, destacó el organismo que dirige Kristalina Georgieva.
Las palabras de los técnicos se acercaron más a la “versión clásica” del FMI, que busca excedentes fiscales para que las naciones paguen sus deudas, en un plazo máximo de 10 años, que un acuerdo “a más largo plazo” y con menores exigencias, como el que reclamó el jefe de bancada del Frente de Todos, Máximo Kirchner.
Otro que puso “negro sobre blanco” la situación fue el ex representante argentino ante el FMI, Héctor Torres, quien aseguró que el organismo quiere un programa a diez años con consenso de todos los sectores “porque sabe que este Gobierno lo podrá firmar, pero no lo podrá concluir”.
Luego del acuerdo firmado en el 2018 por el Gobierno de Mauricio Macri “creo que el Fondo aprendió un par de cosas. Aprendió que en Argentina no se puede combatir la inflación sólo con política monetaria”, dijo Torres en declaraciones al programa “Es por Acá” por Radio Milenium.
“El Fondo también aprendió que para que haya confianza en el peso, no se trata de subir la tasa de interés, sino de generar superávit comerciales y de cuenta corriente, sostenidos en el tiempo. Sin dólares nadie confía en el peso”, destacó Torres.
Por todo esto, el FMI “lo que quiere es un programa de facilidades extendidas (a diez años) con consenso político en Argentina, para llevar adelantes las reformas estructurales que debe hacer el país, porque sabe que este gobierno lo podrá firmar pero no concluir”, aseguró Torres.