Kicillof con los intendentes de la Costa: busca evitar la disparada de casos sin frenar la temporada
Se reúnen mañana en Mar Chiquita. La Provincia pedirá reforzar controles. Desde hoy rigen las restricciones en territorio bonaerense. Tensión a días del mayor flujo de turistas en los municipios costeros. Entre la crisis económica, el humor social y el costo político.
El gobierno de Axel Kicillof y los intendentes de la Costa Atlántica transitan una disyuntiva de compleja resolución: la Provincia le dio a los municipios la indicación de continuar con el sistema de fases que se aplicó desde el comienzo de la cuarentena y los jefes comunales se comprometieron a aplicar las restricciones correspondientes respecto de la situación epidemiológica, pero con la temporada cerca del “pico” de turistas, los jóvenes sin protocolos en las playas y las fiestas clandestinas que volvieron a darse este fin de semana, el encuentro que tendrá lugar en Mar Chiquita este martes desde las 10 puede cobrar mayor relevancia.
El desafío de las autoridades de la gobernación y de las intendencias parece ser el refuerzo de los controles o las medidas tendientes a evitar las aglomeraciones sin perjudicar al sector turístico en general, uno de los más golpeados por la pandemia durante el año y que, en muchos casos, depende exclusivamente de esta temporada para subsistir.
La Provincia dispuso normativas que pueden aplicarse o no en cada distrito, cuestión que también puede interpretarse como una transferencia de responsabilidades. La semana pasada no hubo acuerdo en la restricción nocturna total y el fin de semana volvieron a observarse eventos clandestinos con cientos de personas.
“Tandil tuvo un momento en el que no aplicaba el sistema. Cuando le explotó todo volvió con el caballo cansado”, cuentan fuentes oficiales.
Aunque declaraciones de Daniel Gollán contra el jefe comunal de Pinamar pusieron en duda ese equilibrio que pareció alcanzarse la semana pasada, esta mañana Martín Yeza se comprometió a firmar la disposición municipal a adaptarse al reglamento provincial.
"Yeza y Montenegro dijeron que adoptan las medidas, después que se pongan las pilas con hacerlas cumplir es otro tema”, señalaron desde la gobernación a este medio. Por ahora, parece haber un denominador común en la preocupación por el crecimiento de casos, pero el hartazgo social, la crisis económica y el costo político no parecen otorgar margen para cerrar actividades en caso de desborde, sobre todo en ciudades donde muchos adolescentes están veraneando.
Justamente en Pinamar, este fin de semana volvieron a desactivarse fiestas ilegales y se clausuró un balneario por segunda vez en diez días. En La Olla, zona de médanos, 700 personas participaron de un evento y el popular parador UFO Point fue cerrado por nuevas infracciones.
La semana pasada el gobernador y los intendentes durante un encuentro en San Bernardo acordaron realizar una reunión semanal de seguimiento de la curva de contagios. Fue horas antes del decreto presidencial que recomendó cancelar actividades nocturnas en todo el país, pero dejó maniobrar a cada mandatario provincial para resolver en términos de la circulación del virus en cada distrito.
En la Provincia de Buenos Aires, desde hoy, rigen restricciones horarias: en los 118 municipios en fases 3 y 4 se suspende de 1 a 6 “toda actividad comercial, artística, deportiva, cultural, social y recreativa” exceptuando a los rubros esenciales.
En todos los casos se reducen los eventos a un máximo de diez personas, sea en espacios cerrados o al aire libre. Además, se circunscribe el uso del transporte público a trabajadores esenciales y se refuerzan los controles con una línea telefónica exclusiva para denunciar fiestas clandestinas, que tendrán multas de hasta $3 millones.