Esenciales pero no registradas: la realidad de las trabajadoras domésticas que deben subsistir con $16.400 por mes
Se trata de uno de los sectores más importantes del mercado laboral, pero también se trata de la rama más feminizada, con los ingresos más bajos y la tasa de no-registro más alta. Una de cada 8 mujeres ocupadas en Argentina trabaja en casas particulares.
El 22 de julio se conmemora el Día Internacional del Trabajo Doméstico con el objetivo de reconocer el trabajo doméstico y de cuidado necesario para el sostén de la familia y el hogar, así como visibilizar que casi en su totalidad, este tipo de trabajo recae sobre las mujeres.
¿Cuántas personas se dedican a brindar servicios domésticos en hogares?, ¿Qué tan feminizado se encuentra el sector?, ¿tienen jornadas completas de trabajo?, ¿Cuánto cobran por mes?, ¿Cuánto cobran por hora?, ¿Qué tanto se respetan sus derechos laborales?, ¿también son quienes realizan las tareas domésticas en su propio hogar?, ¿son el principal sostén económico de sus hogares?, son algunas de las preguntas que la organización Ecofeminita invita a plantearnos para un abordaje integral y responsable sobre el tema.
Las trabajadoras que realizan tareas domésticas y de cuidado en hogares particulares representan casi un 12% dentro del total de ocupadas mujeres. Esto significa que una de cada 8 ocupadas en Argentina trabaja en este sector de la economía. Al mismo tiempo, estas trabajadoras representan un 16,2% dentro del total de ocupadas-asalariadas. O sea que dentro de las mujeres que trabajan en relación de dependencia, alrededor de 1 de cada 6 tiene como ocupación principal el trabajo en hogares particulares.
En cuanto a la edad de las trabajadoras, según el informe de la organización, mientras que un 46,1% de estas trabajadoras tienen entre 30 y 49 años, un 31,2% tiene entre 50 y 64 años. Por su parte, hay un 6,0% que continúa trabajando a pesar de haber superar los 65 años, y un 16,7% está compuesto por jóvenes que no llegan a los 30 años.
En relación a la cantidad de horas que trabajan semanalmente las empleadas domésticas, un 55,8% son ocupadas “plenas”, es decir que trabajan entre 35 y 45 horas semanales, o están conformes con la cantidad de horas que trabajan. Al mismo tiempo un 34,4% se encuentra sub-ocupada, trabaja menos de 35 horas semanales por causas involuntarias, estando dispuestas a trabajar más horas. Por su parte, un 9,2% está sobre-ocupada, trabaja más de 45 horas por semana.
El dato a destacar es que un 33,3% no se encuentra registrada en la seguridad social. El mismo indicador asciende al 35,7% cuando hablamos de las asalariadas mujeres (estas tasas fueron del 35,8% y del 37,5% en el primer trimestre del año, respectivamente). Pero también puede observarse que la problemática es particularmente incisiva entre las trabajadoras domésticas: un 78,1% de ellas no percibe descuento jubilatorio.
Asociado a esto, un 73,4% de estas trabajadoras no cuenta con vacaciones pagas, un 71,9% no percibe aguinaldos, un 74,7% no percibe el pago en caso de enfermedad, y un 75,6% no cuenta con cobertura de salud mediante obra social.
Las trabajadoras del sector perciben ingresos que, en promedio, rondan los $16.400 pesos mensuales por su ocupación principal. Al mismo tiempo, un 50% de ellas cobra menos de $15000 por mes por dicho trabajo. Esto equivale a que en promedio cobran unos $217 por hora, y el 50% cobra menos de $200 por hora.
Dichas cifras ubican a las trabajadoras de servicio doméstico en los primeros deciles, los que suelen estar altamente relacionados con la situación de pobreza de los hogares.
Al mismo tiempo, mientras que un 57,8% no es el primer sostén económico del hogar, un 42,2% sí lo es. En ambos casos, la mayoría de ellas realizan las tareas domésticas en su hogar. Esto es así porque un 81,3% de quienes trabajan de forma remunerada realizando trabajo doméstico también están a cargo de la realización de este trabajo en sus hogares de manera no-asalariada, y por tanto no remunerada.
El sector de servicio doméstico es uno de los más importantes del mercado laboral, pero también se trata de la rama más feminizada, una de las que más proporción ocupa dentro de las trabajadoras mujeres y la menos popular entre los varones. También es una de las ramas con tasa de no-registro más altas, y los ingresos promedios más bajos, tanto de bolsillo como por hora trabajada.