De las “Botas Locas” y la rebelión pacífica al “Say No More”: Charly García y 70 años de una obra interminable
Fue uno de los artistas más involucrados para enfrentar a la dictadura militar y es un hijo de la democracia. También fue cercano a Carlos Saúl Menem y compró el discurso liberal-artístico de los 90. Pasado el tiempo, encontró en el kirchnerismo una afinidad entre políticas públicas y presupuesto a la cultura. Sus 70 años van a ser conmemorados en el Centro Cultural Kirchner, Tecnópolis y el mismísimo Teatro Colón con interpretaciones de Fito Páez. Charly García, una fuente inagotable de inspiración, tropiezos y reconversión del artista. Una obra en sí que nunca muere.
“Yo formé parte un ejército loco, tenía 20 años y el pelo muy corto. Pero mi amigo hubo una confusión, porque para ellos el loco era yo. (…) Si ellos son la Patria, yo soy extranjero”, cantaban Charly García y Nito Mestre en pleno 1974, muerto ya Juan Domingo Perón y con un Estado desenfrenado y dispuesto a exterminar la participación política bajo el decreto de “aniquilamiento a la subversión” de su entonces esposa Isabel Estela Martínez.
Charly García cumple 70 años y cada natalicio suyo es un buen momento para reivindicar su inagotable obra repleta de adrenalina, cambios, aventuras y altibajos. Porque claro, además de ser una figura icónica de nuestra cultura, nunca renunció a su condición de artista. Y si bien esa carta de “no renuncia” tuvo algunos resultados poco favorables, el argentino oriundo de Buenos Aires decidió no traicionarse.
El célebre compositor desde chico se sentía incómodo en su entorno. Sus padres nunca lograron formar a ese niño respetuoso, bonachón y de clase media alta que tanto anhelaban. Eso sí, vieron en él el talento innato para dedicarse a la música. A los dos años, Charly ya tocaba pianos de juguete y en épocas de jardín de infantes, tomaba clases. Antes de la adolescencia, ya detectaba insturmentos desafinados y todos entendían que su oído era absoluto.
Charly pertenecía a una familia acomodada de la Ciudad de Buenos Aires. Su madre ama de casa, Carmen Moreno, formó pareja con el fallecido Carlos Jaime García Lange, un ingeniero de ascendencia holandesa oriundo de Caballito, químico, matemático, autor de varios libros de estudio y dueño de la única fábrica de muebles de fórmica del país. Pero antes que toda esta descripción, lo que enloquecía al destacado músico era el espíritu conservador de la familia.
García siempre se opuso a la opresión. Su obra más fascinante estuvo ligada a la resistencia, la revolución pacífica y el freno de mano a la violencia política que se vivía durante la década del 70. Tanto en el fallido último gobierno de Perón -con la sangrienta Alianza Anticomunista Argentina (AAA)- como en la aniquiladora dictadura cívico militar de Jorge Rafael Videla.
Nunca dio un mensaje en favor de un movimiento político, pero siempre dejó en claro su distancia con los gobiernos violentos y ligados a la derecha. Sus inicios revolucionarios fueron en Sui Generis junto a su amigo de la vida Nito Mestre, donde publicaron el álbum "Pequeñas anécdotas sobre las instituciones", dedicado a cuestionar lo que en ese momento no funcionaban: las instituciones.
"Botas Locas" y "Juan Represión" fueron algunas de las canciones estandarte de aquella época que tenían una letra clara en contra del poder imperante. También se sumaba "Las increíbles aventuras del Señor Tijeras", todas dedicadas a la censura, la represión y la injerencia militar en la formación de los argentinos. La particularidad de este disco es que estas canciones tardaron en salir y hasta en algunos casos, se les tuvo que modificar la letra. Los procesos militares empezaban a replicarse en buena parte de América Latina y los gobiernos de facto miraban de reojo lo que pasaba en la cultura. En especial, en la cultura joven y en aquellos que miraban con cierto cariño las revoluciones socialistas de Cuba y Rusia.
Una de las anécdotas más fascinantes de Sui Generis la cuenta Sergio Marchi en su libro “No digas nada. Una vida de Charly García”. En un recital de Uruguay, en 1975, cantaron "Botas Locas" y fue la prueba suficiente para que los "milicos" arrestaran a todo el equipo, desde cantantes a sonidistas y productores. El relato afirma que Charly, en un acto de ingenio a la hora de declarar ante la policía, modificó parte de la letra para engañar a las autoridades y zafar de un castigo severo. “Les hizo creer que era un tema nacionalista. En vez de ‘si ellos son la patria, yo soy extranjero’, les dijo: ‘Si ellos son la patria, yo me juego entero’. Fue increíble, lo hizo todo en el momento y sin consultarnos. La sangre de pato de García nos salvó la vida”, contó el bajista Rinaldo Rafanelli.
Serú Girán
La banda liderada por García, Pedro Aznar, David Lebón y Oscar Moro profundizó lo que había hecho Sui Generis. A las baladas de resistencia se le sumó rock and roll, rebeldía y el poder de la tecnología. Para ese entonces, Argentina celebraba la obtención del Mundial de 1978 y se profundizaba la violencia política con muertes y desapariciones por parte del aparato del Estado. "¿Qué importan ya tus ideales? ¿Qué importa tu canción? La grasa de las capitales, invaden tu corazón", recitaban en coro los artistas para denunciar el capitalismo salvaje que llevaba adelante el ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz -a quien le dedicaron "José Mercado" por la apertura indiscriminada de importaciones-, la dictadura y el Plan Cóndor, un programa político cocinado en Estados Unidos para dominar Sudamérica.
Serú Girán duró hasta gran parte del proceso militar y todas las canciones tenían un contenido crítico de la época actual. La caída de Montoneros, reducidos por la Triple A y aniquilados por la dictadura, provocó el efecto arrastre de todas las otras agrupaciones que pasaron a la clandestinidad. A partir del 76, todo fue un motivo para extinguir el pensamiento ligado al progresismo y los sectores populares. Además del reconocido "Viernes 3 AM", que retrata la paranoia, la psicodelia y hasta las fantasías suicidas de esos tiempos, se destaca “Los sobrevivientes”, una pieza dedicada a los que se quedaron y todavía seguían en pie.
Toda canción de la legendaria banda sigue siendo un himno contra la opresión. Otro de los tracks clave para comprender el contexto histórico es "Canción de Alicia en el país", con críticas indirectas al dictador Juan Carlos Onganía y al "brujo" José López Rega, uno de los ideólogos de la criminal Triple A. La lírica vuelve sobre el aparato militar y denuncia el fin de la participación política, la violencia y los planes orquestados para consolidarse en el poder sin el voto popular. "No cuentes lo que viste en los jardines, el sueño acabó. Ya no hay morsas ni tortugas. Un río de cabezas aplastadas por un mismo pie, juega cricket, bajo la luna. Estamos en la tierra de nadie, pero es mía", recita la emblemática canción.
"Yo creo que los recitales de Serú Girán en Obras eran lugares de resistencia. La gente iba ahí y se expresaba. Una vez se iban a llevar a una chica en cana y yo paré el concierto y le dije al iluminador: ‘Iluminá ahí’. Y entonces estaba el tipo con la mina y le digo: ‘Somos 5.000 contra uno’. Y no se la llevó. Me daba una mezcla de paranoia y orgullo porque había que tener huevos para estar todo el tiempo tan expuesto", le contó Charly a Felipe Pigna en una entrevista en la TV Pública donde repasaban su carrera musical en esos tiempos.
Solista
Charly García también cantó solo. "Clics Modernos", probablemente uno de sus mejores discos de su etapa solista, fue una nueva ofensiva contra el Gobierno de facto, ya en sus últimos días en el poder y con la derrota en la Guerra de Malvinas. El álbum cuenta con canciones históricas como "Nos siguen pegando abajo", folleto explicativo de cómo eran las desapariciones; "No me dejan salir", el después de la desaparición y "Los Dinosaurios", apuntado contra los jerarcas que ya entraban en agonía.
Una canción más explícita sobre el antiperonismo y el golpe de Estado del 55 se vislumbra en "No bombardeen Buenos Aires", de su tercer disco "Yendo de la Cama al Living". Ahí se retrata la movilización popular en favor de Juan Domingo Perón, el bombardeo a Plaza de Mayo y la proscripción que vino después: “Terror y desconfianza por los juegos, por las transas, por las canas, por las panzas, por las ansias, por las rancias cunas de poder”.
La vuelta de la democracia permitió a los músicos plena libertad para poder comercializar lo que antes era casi clandestino por el temor a las represalias. Después de esa resistencia y de la "Grasa de los Capitales", Charly tuvo idas y vueltas con los distintos gobiernos democráticos. Eso sí, siempre tuvo una cercanía con el peronismo. Fue "amigo" de Carlos Saúl Menem -misma década donde se publicaría "Say no More", un disco diferente de su contenido tradicional con lenguaje político- y siempre habló bien de Cristina Kirchner. También fue respetuoso y cercano a Raúl Alfonsín. Por el contrario, fue extremadamente crítico e irónico con Fernando de la Rúa y Mauricio Macri. Con este último, en la reedición de un álbum de Serú Girán, lanzó "no se inunda más" en lugar de "no se aguanta más", justamente sobre "la Grasa de los Capitales". La ironía siempre fue un talento que puso al servicio de la música.