El pasado 1 de abril, la Cámara baja del Congreso de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley para eliminar la marihuana de la lista federal de drogas peligrosas, lo que constituye un paso histórico hacia su despenalización a nivel federal.  El texto denominado "Ley de Eliminación y Reinversión de Oportunidades de Marihuana" (MORE) se aprobó por un estrecho margen, con 220 votos a favor (mayoritariamente del oficialismo y el apoyo de tres republicanos) y 204 en contra.

Sin embargo, la sanción en el Senado será más difícil, ya que los demócratas necesitan los votos de al menos diez senadores del principal partido opositor. Los memoriosos recordaban que esta es la segunda vez que el texto se aprueba en la Cámara de Representantes, debido a que en 2020 obtuvo la positiva de la mayoría demócrata pero no llegó a ser presentado en el Senado, entonces controlado por Donald Trump.

De ser aprobada, la ley MORE despenalizaría a nivel federal la posesión, venta y producción de marihuana, actualmente considerada por la Agencia de Control de Drogas (DEA) como equivalente al LSD, la cocaína o la heroína. Sin embargo, en la práctica, los distintos estados aún podrían procesar a sus ciudadanos bajo la ley estatal. También anularía las condenas federales por delitos menores de drogas que, según los defensores, conduce al encarcelamiento masivo que afecta principalmente a las minorías.

Asimismo, la propuesta introduciría un impuesto del 5% a la venta de marihuana y sus derivados, para financiar la atención y reinserción de las víctimas de la guerra contra las drogas.

El texto "considera a la marihuana como un problema de salud pública más que como un delito y serviría para corregir el alto costo que causa su penalización en comunidades desfavorecidas y de color", estimó el demócrata Jerrold Nadler, autor principal de la propuesta.

Para Aaron Smith, de la Asociación Nacional de la Industria del Cannabis (NCIA), la ley también garantizará que "las pequeñas empresas y los miembros de las comunidades marginadas que han sido desproporcionadamente víctimas de la prohibición puedan beneficiarse de las oportunidades creadas por un mercado de la marihuana regulado".

Los datos recogidos por las organizaciones de cultura cannábica dan cuenta de un negocio descomunal que, hasta ahora, se maneja al margen de las leyes, por lo que la actividad no tiene ningún tipo de carga impositiva federal. Según el sitio especializado Leafly, el sector movió en 2021 unos 25.000 millones de dólares anuales y empleó a 321.000 personas.

Sin embargo, los bancos no quieren financiar a productores o vendedores por temor a ser procesados por lavado de dinero, pese a que actualmente las tres cuartas partes de los estados de Estados Unidos han legalizado su consumo con fines médicos y un tercio lo permite para los recreativos, entre ellos el de Nueva York.

Los opositores a la medida insisten en los peligros de la adicción, especialmente entre los jóvenes, y los accidentes de tráfico por parte de conductores que la hayan consumido. "Mucha gente consume marihuana, cuando esté legalizado a nivel federal, incluso más personas lo harán y el nivel de peligro aumentará", advirtió Cliff Bentz, un legislador republicano de Oregon, uno de los principales estados productores.

Mercados "grises"

Si bien 37 estados han legalizado alguna forma de cannabis, la mayoría de las ventas en Estados Unidos hoy en día siguen siendo ilegales. De los 69.000 millones de dólares en marihuana comprados en Estados Unidos en 2020, unos 50.000 millones de dólares se vendieron en el mercado negro, según una investigación de la consultora Cowen.

El año pasado, el mercado total alcanzó los 72 mil millones de dólares, con el 65% de todas las ventas ilegales. Se prevé que la dinámica cambie en 2026 cuando se estima que las ventas legales constituirán la mayor parte del mercado. Para 2030, el mercado de cannabis en el Gran País del Norte podría alcanzar los 100.000 millones de dólares y los operadores legales obtendrán una participación del 65%.

En las industrias altamente reguladas, como el tabaco, hay un mercado gris que sigue prosperando debido a los impuestos altísimos: un paquete de cigarrillos ahora cuesta alrededor de quince dólares, de los cuales casi seis son de carga impositiva. Se estima que alrededor del 5% del mercado de tabaco estadounidense corresponde a ventas en el mercado gris, definido como cigarrillos producidos legalmente que se venden ilegalmente en una jurisdicción diferente para evadir impuestos.

La aprobación de una ley federal que despenalice el consumo de marihuana puede incentivar muchos tonos de gris. Un ejemplo claro es el de la denominada "ley seca": tras el fin de la prohibición del alcohol en 1933, el número de contrabandistas y bares clandestinos había disminuido sensiblemente, pero cuando el gobierno aumentó los impuestos sobre el alcohol durante la Segunda Guerra Mundial, reemergieron con fuerza.

En la actualidad, casi todos los estados del país tienen un problema de mercado ilícito, pero son más pronunciados en los epicentros de cultivo de marihuana del país desde hace mucho tiempo y en jurisdicciones con impuestos altos como Oregón y California. En este último, los impuestos a la marihuana pueden llegar al 40%. Por eso, "muchas empresas con licencia tienen un pie en el mercado legal y un pie en el mercado ilícito solo para mantenerse en el negocio", le explicó a Data Clave el ejecutivo de una firma que comercializa productos derivados del cannabis en Nueva York.

Nueva York huele a faso

Caminar por las calles de "la ciudad que nunca duerme" es una experiencia fascinante para cualquier turista que la visita. Pero desde que se legalizó el consumo de marihuana con fines recreativos, la travesía tiene un componente adicional que puede provocar diferentes reacciones. "Huele a faso por todos lados, te encontrás con puestos de venta callejera donde ofrecen porros y locales que comercializan productos derivados del THC y otras variantes de la cannabis sativa", le contó a Data Clave Ingrid Martínez, una argentina que visitó Nueva York a fines de marzo, justo un año después de la liberalización.

Ahora que el cannabis es legal, los empresarios del mercado gris de la ciudad no sienten la necesidad de esconderse. "The Green Truck", por ejemplo, opera seis pequeños autobuses reutilizados en toda la ciudad y la gente puede caminar, leer el menú y ofrecer una "donación" para obtener marihuana a cambio. La empresa nacida en Harlem es propiedad de negros y recluta personas que venden "grass" en el vecindario para ayudarlos en la transición al mercado legal.

Según consta en el texto de la ley cuya vigencia cumplió un año esta semana, en todo el estado es legal el uso recreativo de la marihuana para mayores de 21 años. Además, los residentes en el Estado pueden comprar y cultivar hasta seis plantas -tres que hayan madurado y otras tres verdes- para consumo personal.

La legislación estipula, además, un impuesto del 9% sobre las ventas de cannabis, al que habría que añadir un 4% adicional a repartir entre las autoridades municipales y del condado, con lo cual prevén recaudar 350 millones de dólares al año solo en impuestos.

Trabajadores golondrina cannábicos

Pamela es de Villa Domínico, una localidad del partido de Avellaneda, pero vive en Playa del Carmen, una bella ciudad balnearia de la Riviera Maya mexicana. Sin embargo, desde hace tres años se pasa la temporada de cosecha de cannabis sativa en California. Junto a Edwin, su novio colombiano, se instalan en una vivienda precaria propiedad de algún granjero local y trabajan a destajo durante un par de meses.

"Había escuchado que es fácil conseguir trabajo cortando marihuana en California, un amigo español había conseguido 15.000 euros en dos meses y medio; otra chica llegó a ganar 30 lucas verdes, así que nos fuimos con un objetivo bien claro: trabajar en la marihuana y conseguir mínimo 5.000 dólares: logramos duplicar esa cifra", le contó Pamela a Data Clave.

La mayoría de las granjas se encuentra en el llamado triángulo Esmeralda, zona al norte de California formada por los condados de Mendocino, Humboldt y Trinidad. "La temporada de trabajo abarca desde mediados de julio hasta principios de diciembre, pero octubre y noviembre son los mejores meses para encontrar trabajo", agregó la joven, de apenas 22 años.

La pareja en Arcata, una de las ciudades donde más se nota el ambiente de búsqueda de trabajo. "Un cortador de cogollos (al que le llaman trimmer) le pagaban 250 dólares por kilo de marihuana que corta, no es difícil hacer más, todo depende del tiempo que le dediques y lo habilidoso que seas con las manos", sumó el joven medellinense, de 25 años.

Rápidamente hicieron cálculos: trabajando 28 días al mes, cobrando 120 dólares por jornada, podían recaudar casi 3400 por mes, lo que significa más de diez mil por temporada de tres meses. "A veces te contratan para cosechar o plantar, pero a la gran mayoría de los extranjeros que llegamos nos contratan para cortar las hojas sobrantes de los cogollos, o sea nos pasamos los días sentados en una mesa, tijeras en mano, pelando marihuana", apuntó Pamela.

Lo bueno de ser ‘trimmer’ es que trabajás cuando te parece. "Si sos noctámbulo podés pasarte toda la noche pelando cogollos, hay quienes paran solo para comer, ir al baño y dormir lo justo, el resto se lo pasan cortando", agregó Edwin. Los cogollos que van cortando se depositan en un cubo y, al final de la jornada, se pesa y se paga según la faena. En algunas granjas lo anotan y se paga al final.

Cada año, entre agosto y diciembre, centenares de personas de todas partes del mundo, especialmente de América Latina, arriban a la zona para trabajar en la temporada de trimming, la poda de los cogollos, el último eslabón en la cadena de producción antes de que salgan al mercado.

Los trimmers son trabajadores golondrina cannábicos. Cuando entran en una granja, trabajan todos los días hasta terminar la cosecha, para luego pasar a otra y hacer lo mismo. Las instalaciones varían según la granja. Hay algunas que cuentan con baño, ducha, cocina y wifi, y otras en que apenas hay una letrina con un pozo ciego en el campo, la ducha es al aire libre y ni siquiera hay señal del celular.

Al igual de lo que ocurre en Nueva York, también en California la mayoría de los productores se mantiene en el mercado negro para evitar la alta carga impositiva. Los que ya atravesaron la experiencia sugieren a los que pretendan aventurarse ubicar una granja con referencias. "Caso contrario te exponés a que el dueño no te pague, cosa muy habitual lamentablemente, tenemos varios amigos que laburaron como esclavos y se tuvieron que volver con una mano atrás y otra adelante", completó Pamela.

El otro gran riesgo es la seguridad. Si bien hay muchos establecimientos manejados por familias que comparten con los jóvenes aventureros las instalaciones de sus casas y los invitan con comida y bebidas, hay otros lugares que son más complicados. "Son zonas complejas, en un ambiente de drogas e ilegalidad, hay gente armada y cada tanto se escuchan disparos y ha habido pibes que se comieron algún balazo", finalizó Edwin.

Miami, donde la marihuana es comestible

Cuatro años después de que el estado de Florida aprobó la legalización de la marihuana medicinal, a mediados de 2020 el Departamento de Salud estatal habilitó la venta de la sustancia en productos comestibles, que deben indicar que contienen THC, el principal ingrediente psicoactivo de esta droga.

Entre las modalidades que se pueden vender en ciertos dispensarios están las gelatinas, los productos horneados, chocolates y bebidas en polvo. De acuerdo con la ley estatal, el ente autorizado a emitir permisos de alimentos a los Centros de Tratamientos de Marihuana Medicinal (MMTC, por sus siglas en inglés) es el Departamento de Agricultura y Servicios al Consumidor (FDACS).

Esta última entidad destaca en su web que "los comestibles están definidos por la ley de Florida como alimentos (...) hechos con aceite de marihuana, pero no con otra forma de marihuana". Un grupo de jovenes argentinos que atienden un local sobre la avenida Lincoln, en pleno centro de Miami Beach, le contaron a Data Clave que "esa es una pequeña trampita, porque en realidad los productos no están hechos con THC, sino con una sustancia de características similares, pero cuyo principio activo es menos fuerte que el de la marihuana".

En marzo de 2019, el por entonces gobernador de Florida, Ron de Santis, promulgó la ley que deroga la prohibición que regía para fumar marihuana medicinal en el estado. Su uso terapéutico entró en vigor en enero de 2017 tras un plebiscito aprobado en 2016 por más del 71% de los votantes. "Los pacientes deben comprender que, si bien los comestibles son ahora una opción legal, aún habrá que esperar un poco antes de que haya una gran variedad de opciones disponibles", explicó un integrante del Centro de Atención Compasiva.   

En cuanto a la presentación de los productos, "las porciones individuales no deben contener más de 10 miligramos de tetrahidrocannabinol (THC) y las porciones múltiples no más de 200 miligramos y los envoltorios no deben estar decorados con chispas o coberturas de ningún tipo ni ser demasiado coloridos para que los niños no los confundan con golosinas", agregó el especialista.

Estos especialistas en medicina alternativa afirman que la marihuana comestible es mucho más "popular" que los cigarrillos. "Cuando el cannabis se consume por vía oral, ingresa al torrente sanguíneo por el tracto digestivo. Dado que no hay exposición al alquitrán, carbono u otros carcinógenos, a menudo se considera más saludable para la dosificación de marihuana medicinal", finalizó el experto.