El sueño de la casa propia se convierte cada vez más, en eso. Un sueño. Las dificultades para acceder a créditos accesibles, la imposibilidad de ahorrar y el encarecimiento de las viviendas durante los últimos años hicieron que cada vez más familias o personas solas tuvieran que alquilar.

Pero en los últimos meses también alquilar se volvió algo cada vez más complicado. En especial desde que se derogó la Ley de Alquileres opor decisión del gobierno libertario. Una medida reclamada por los propietarios y resistida, a su vez por los inquilinos.

En esa línea, un informe realizado por ACIJ, CELS, CONICET CEUR, IDAES-UNSAM, el Instituto de Geografía Romualdo Ardissone (UBA), y el apoyo de Contested Territories provee datos estadísticos respecto de la situación de los hogares inquilinos en el AMBA. 

“Los resultados revelan que, a seis meses de la derogación de la ley de alquileres, primer punto del decreto 70/2023, las condiciones de alquiler en el principal aglomerado urbano del país empeoraron en casi todos los aspectos. Además, la situación económica de esta población se vuelve cada vez más frágil”, dice la encuesta.

El trabajo de cuenta de que el llamado proceso de “inquilinización” a raíz del encarecimiento del suelo urbano y de la escasez de crédito hipotecario, entre otros factores, se dio de forma acelerada en los últimos años. 

“Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), entre 2017 y 2023 la tasa de hogares inquilinos en el AMBA subió del 15,8% al 18,4%. Si se tiene en cuenta solamente la ciudad de Buenos Aires, el salto fue aún mayor: del 29,5% al 36%”, destaca el trabajo. 

Los resultados de la encuesta muestran que, ya antes de la derogación de la Ley de Alquilres, la mitad de los contratos no respetaban la norma vigente. Sin embargo, desde la derogación, las condiciones contractuales empeoraron aún más. 

Por ejemplo, desde 2024 los hogares inquilinos firman contratos por períodos cada vez más cortos. El porcentaje que firmó contratos por tres años de duración, el plazo establecido por la ley derogada, se redujo a la mitad: del 40% al 20%.

La disminución de los contratos, la reducción de la duración de los contratos y los incrementos más frecuentes del precio de alquiler aumentan respecto al año anterior. Desde 2024 el porcentaje de hogares que pudieron pactar aumentos anuales se redujo del 26% al 7% y el de quienes debieron aceptar aumentos trimestrales aumentó del 26% al 46%. 

Esto se refleja en los resultados respecto de las expectativas habitacionales: aumentaron diez puntos porcentuales los hogares que piensan que van a vivir en una vivienda igual o peor que la actual, respecto al 2022.

“Por otro lado, la encuesta muestra una situación económica cada vez más precaria de la población inquilina. El 62% de los hogares inquilinos declara ingresos por debajo de la línea de pobreza”, dice el trabajo. 

Además, casi el 40% destina más de la mitad de sus ingresos a pagar el alquiler (seis puntos porcentuales más que el año pasado), el 60% está atrasado con el pago de los servicios básicos de los hogares y aumentó, también seis puntos porcentuales, la cantidad de hogares que se endeudó para poder pagar el alquiler. Los hogares sostenidos por mujeres se encuentran más endeudados con empresas, bancos, comercios y familiares.