Según un informe de la UCA, un tercio de los trabajadores son pobres
Un estudio realizado por la Universidad dio cuenta que, en el 2012, cuando se detuvo el crecimiento económico, el 11,5% vivían en hogares carenciados, y para el año pasado ese porcentaje alcanzó al 32,5.
Tener un trabajo hoy no es garantía de no ser pobre. Pero además, junto con la caída del Producto Bruto Interno, cada vez son más aquellos que trabajan cuyos ingresos no les asegura la cantidad mínima para adquirir, transporte, indumentaria, y alimentación.
Así se desprende de un informe “Informalidad y trabajadores pobres (2023)” presentado hoy por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA), que indica que la falta de recursos se focaliza sobre todo en los jóvenes y en los adultos, más que en los adultos mayores.
Según el estudio del equipo dirigido por Eduardo Donza, “en el período 2012-2023, a pesar de efímeros años de bonanza, se observa un incremento del porcentaje de ocupados en situación de pobreza”, luego de la caída registrada en el período posterior a la crisis económica post-convertibilidad, entre el 2001-2004.
Este declive, toma como punto de inicio el segundo mandato presidencial de Cristina Kirchner en el 2012, cuando el 11,5% de los trabajadores habitaban en hogares que se encontraban bajo la línea de la pobreza.
Luego de 11 años, donde el Producto Bruto Interno alterno subas y bajas, pero siempre con una tendencia declinante, ese porcentaje de trabajadores en hogares pobres llegó al 32,5% para el final del gobierno de Alberto Fernández.
Incluso, para finales del año pasado, “el 17,8% de los trabajadores del sector público y el 19,7% de los asalariado del sector privado formal se encontraban en esta situación”.
“Para el mismo año, la incidencia de la pobreza es menor en los trabajadores por cuenta propia del sector privado formal, 4,9%”, señaló.
El director del Observatorio, Agustín Salvia, destacó hace dos semanas, cuando se dieron a conocer los datos oficiales de pobreza que: “El fenómeno más llamativo es la caída a la pobreza de la clase media baja y no salen de ahí porque no encuentran reactivación, no les alcanza ni con el incremento de horas trabajadas”.
“No es una pobreza estructural que está desde 2011. Son las mismas personas o los hijos de quienes cayeron en la pobreza en 2001, con la diferencia que ahora todavía tienen empleo”, aseguró Salvia.
A finales del año pasado, y según la medición del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) el 41,7% de los habitantes estaba de bajo de la línea de la pobreza, y uno de cada cuatro de ellos, el 11,9% era indigente, es decir que no tenía dinero para comprar la cantidad mínima de comida para subsistir.
Esto representó un aumento de casi seis puntos respecto al 35,5% de pobreza que dejó el gobierno de Mauricio Macri, en el que el nivel de indigencia se había mantenido casi de manera constante en torno al 8%.