"No estamos enamorados del cepo cambiario, lo vamos a levantar en la tercera etapa del plan de recuperación, aún no hay fecha", dijo el ministro de Economía, Luis Caputo, el viernes de la semana anterior, cuando anunció un canje de la deuda que tiene  el Banco Central (BCRA) con los bancos.

Sin embargo, después de esas palabras, el dólar en el mercado libre superó la barrera de los $ 1.400, los financieros, con alti-bajos, terminaron en ese nivel, la brecha cambiaria se disparó al 54%, un nivel que no se registraba desde la devaluación de diciembre, y la tasa de Riesgo País se ubicó en los 1.406 puntos, luego de haber alcanzado los 1.500, especulación con bonos de por medio.

El problema es que el Gobierno de Javier Miei quiere que un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que le provea los US$ 15.000 millones en créditos que alguna vez pensó que iba a obtener Caputo para salir del cepo.

Pero desde el organismo se encuentra reticentes a brindar esa suma, luego de que el país refinanciara hace solo dos año US$ 45.000 millones, y se transformara en uno de sus mayores deudores. Además, ¿para que le va a otorgar US$ 15.000 millones? ¿Para financiar la salida de capitales?

Por eso, las críticas del presidente Milei al director para el Hemisferio Occidental del FMI, Rodrigo Valdés, quien fue uno de los responsables de suscribir el reporte del organismo que pedía el fin de las restricciones cambiarias y la unificación del mercado, al que calificó como “un técnico del FMI que hizo la vista gorda” con el déficit fiscal que dejó Sergio Massa y el cual tiene “vínculos con el foro de San Pablo".

En medio de este panorama, el ex presidente del Banco Central, Martín Redrado, propuso “un desmantelamiento progresivo del cepo”, sector por sector y con fechas “para brindar certezas” a las empresas y los operadores del mercado financiero.

Más duro resultó la descripción del ex ministro de Economía, Hernán Lacunza, para quien el viernes pasado advirtió que: “Ni el dólar ni el Riesgo País suben por una declaración infundada”. El ultimo ministro de Economía de Mauricio Macri advirtió que “cuando se descalifican sistemáticamente las alertas tempranas (por ejemplo, ante síntomas de atraso cambiario) el desequilibrio incipiente puede tornarse persistente”.

En el mismo sentido, el director de Fundación FIEL, Juan Luis Bour, aseguró que el plan económico que desarrolla el gobierno “necesita de una segunda etapa”, y cuál será su dirección es lo que está en discusión, “ya que el año que viene vencen US$ 17.000 millones de deuda, que no se pueden enfrentar con las reservas del Banco Central”.

El del gobierno “es un plan que en esa primera parte utiliza instrumentos que no se pueden utilizar permanentemente. No podés pensar que vas a estar toda la vida licuando gasto, licuando ingreso para frenar los procesos inflacionarios, y tampoco es un plan que puede durar toda la vida si vos tenés un ancla cambiaria, que se te atrasa constantemente”, aseguró Bour.