La inflación comienza a ceder, pero los salarios siguen en rojo
1,5 millones de trabajadores registrados se encuentra por debajo de la línea de pobreza, por lo que tener un empleo en blanco no es garantía de superar ese umbral. Los analistas advierten por un proceso de precarización en el mercado laboral. Los precios le dan una tregua al Gobierno y los bolsillos.
La pérdida del poder adquisitivo de los salarios llevó a que 1,5 millones de trabajadores registrados estén por debajo de la línea de pobreza en medio de un proceso de precarización que se profundizó en los últimos cinco años. El Gobierno intenta mostrar mejoras en los ingresos con el anuncio de bonos de fin de año para asalariados, además de beneficiarios sociales, y con una baja en la inflación mayor a la esperada en noviembre.
Un informe de Fundación Capital, en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec correspondientes al segundo trimestre, arrojó que de los 8,4 millones asalariados formales 1,5 millones pertenecen a un hogar pobre. Esto implica que la incidencia de la pobreza en los trabajadores registrados es del 17,9%. En el caso de los informales el porcentaje se eleva al 45,2%, alcanzando a 2,2 millones de un total de 4,9 millones de personas.
“Este fenómeno de trabajadores pobres viene creciendo en los últimos años como resultado del deterioro en los salarios reales y la baja calidad de los nuevos puestos de trabajo”, sostuvo la consultora. En detalle, para 2017 el 11,2% de los asalariados formales no cubrían sus necesidades básicas, con un salto fuerte durante la pandemia, para llegar al 18,9% en 2021 y moderarse ligeramente en el primer semestre de 2021. En los últimos cinco años 600.000 trabajadores registrados quedaron por debajo de la línea de pobreza.
Por su parte, el porcentaje de informales bajo la línea de pobreza tuvo un salto más marcado en paralelo con una mayor caída en el salario real para este segmento. En 2017 el porcentaje de trabajadores en esa condición alcanzaba al 33,8% mientras que en 2022 el salto fue al 44,2%, muy por encima de los niveles que había dejado la prepandemia.
“En efecto, gran parte de este fenómeno se debe a la fuerte caída en el poder adquisitivo de los salarios en los últimos cinco años: con una caída del 19,2% para los formales y de 34,7% para los informales desde 2017, previendo que esta dinámica continúe en 2023”, señaló Fundación Capital.
En el Gobierno resaltan los números de crecimiento de la economía y del empleo en general, que recuperaron los niveles previos a la crisis sanitaria. Aunque reconocen que la deuda pendiente tiene que ver con la recuperación de los ingresos. En ese sentido, este miércoles anunciaron un bono de $24.000 para trabajadores registrados que cobran hasta el equivalente a 3 salarios mínimos a cobrar en diciembre y otro de $13.500 para beneficiarios del Potenciar Trabajo que se pagará en dos cuotas.
Vale tener en cuenta la baja calidad en los puestos de trabajo. La consultora Sarandí resaltó que el empleo total marcó 16 meses consecutivos de crecimiento pero con disparidades. “Mientras que la cantidad de monotributistas aumentó 21% desde diciembre del 2019, el empleo en el sector público creció un 5% y la cantidad de asalariados privados escaló 3,8%. Esto confirma la profundización de la “monotributización” secular del mercado de trabajo, rasgo característico tras años de precarización de facto”, concluyeron.
El ministro de Economía, Sergio Massa, resaltó el dato de inflación del jueves que fue el más bajo desde febrero, marcando 4,9% mensual. "No estamos contentos todavía con el número, que sigue siendo alto para lo que pretendemos sea la recuperación del poder de compra. Para recuperar el poder de compra hay que recuperar ingresos y, en paralelo, bajarla", concluyó.