Gobierno con frente abierto en las calles: impacto de la inflación y los límites que impone el Fondo Monetario
La paz cambiaria se terminó y los precios no dan tregua. La pérdida del poder adquisitivo aumenta el descontento social por lo que los movimientos sociales y las organizaciones sindicales comenzaron a alzar la voz, aún sin apuntar directo a la gestión de Alberto Fernández. Ahora Silvina Batakis es la encargada de que no "colisionen" intereses incompatibles.
Por la situación económica, al Gobierno se le abrió un nuevo frente que hasta ahora pudo controlar: la calle, en el marco de la fuerte aceleración inflacionaria de este año y en particular de estos últimos meses. A eso se suma las tensiones cambiarias que comenzaron en junio y que en julio recrudecieron fuertemente, con un mercado frágil de deuda en pesos y con tensiones políticas que derivaron en la salida del Ministro de Economía, Martín Guzmán.
Las próximas estarán signadas por las manifestaciones en las calles y rutas de todo el país, aunque en algunos casos sin una confrontación directa contra la gestión de Alberto Fernández pero con una gestualidad que marcará descontento. Muchas organizaciones que protagonizarán los planes de lucha son afines o forman parte del Frente de Todos.
Por caso, los movimientos sociales pactaron para el próximo 20 de julio una batería de acciones, que incluyen movilizaciones y asambleas en las principales rutas del país. El amplio listado de reclamos cuenta con pedidos por Salario Básico Universal, aumento general para empleados públicos y privados; jubilados de la mínima y aguinaldo para beneficiarios del Potenciar Trabajo.
Por su parte, la CGT ratificó la convocatoria con movilización para el 17 de agosto, en rechazo a la "inflación" y con el reclamo de "unidad" para resolver los problemas de la economía. Su Consejo Directivo se reunirá el próximo jueves 21 de julio para definir los detalles. También se plegó la CTA de Hugo Yasky.
Ninguna de las consignas apunta directamente contra el Gobierno nacional, aunque las balas han pasado muy cerca. El contexto de esta situación es el de una inflación que superaría el 80% este año, alcanzando los niveles más altos desde 1991 en la salida de la hiperinflación (84% había sido en aquel momento), con un desempleo en los niveles más bajos de los últimos seis años pero con salarios que se encuentran por debajo de los niveles que dejó Cambiemos en diciembre de 2019. El mercado de trabajo se ajustó por precio y no por cantidad. Mención aparte para los informales que se encuentran aún peor que los sectores más “estables”.
En ese marco, a Silvina Batakis se le viene un semestre desafiante en el que deberá coordinar los reclamos mencionados con el acuerdo firmado con el FMI. El mismo que la ministra de Economía ratificó esta semana durante una serie de anuncios que estaban previstos en la hoja de ruta de su antecesor. Aprovechó también para reiterar que cree “en el equilibrio fiscal” y las metas del pacto: déficit fiscal del 2,5% del PBI, asistencia al Tesoro del 1% del PBI y acumulación de reservas por US$ 5.800 millones.
La meta del rojo primario “colisiona” con la posibilidad de dar un Salario Básico Univeral, entre otros reclamos; la emisión del BCRA tendrá el destino marcado por $4 billones de vencimientos que tiene el tesoro hasta diciembre, con cerca de $1,3 billones en mano de privados, como estimó Equilibra; y sostener la recuperación de la economía demanda dólares que Argentina debe juntar para cumplir con la acumulación de divisas.
No son los únicos ejemplos para cada caso y la guerra en Ucrania complica cumplir con todas las metas, a la vez que también ayudó a disparar la inflación, que en todo el mundo alcanza valores que no se veían en décadas.
El principal enemigo del Gobierno hoy es la inflación que los analistas estiman ahora arriba del 80%, algunos 90%, hasta 20 puntos por encima que hace dos meses. El dólar blue cerró ayer en un nuevo récord de $293, lejos de los $238 en los que terminó junio, con un CCL arriba de los $300. Las brechas superan el 100% con el oficial y esta dinámica tiene efecto en los demás precios. Las cada vez más probables reaperturas de paritarias también.