Comenzó septiembre y con él, las primeras estimaciones sobre el área a sembrarse con maíz y soja, dos cultivos que le dejaron al país unos US$ 15.000 millones en exportaciones entre granos, aceites y “desperdicios”.

La Bolsa de Comercio de Rosario informó que, al igual que la campaña pasada, la intención de los agricultores es sembrar unas 7 millones de hectáreas de maíz, lo que arrojó una producción de 51,5 millones de toneladas, y en el caso de la soja 17 millones, y una cosecha de 50,5 millones de toneladas.

Desde la empresa de negocios agropecuarios, Agrobusiness, Mariela Conti explicó a Data Clave que “el productor está actuando con mucha cautela. Los precios externos son buenos, el tipo de cambio acompaña, pero todavía falta saber qué pasará con los impuestos. Se siembra con un esquema y se cosecha con otro, y eso hace muy difícil cualquier cálculo”.

Conti se refirió así al aumento de cinco puntos a las retenciones que tuvo la soja en marzo de este año, cuando ya estaba para comenzar la cosecha, y la falta de reintegros para los denominados “productores chicos”.

Junto con esto, los productores quieren esperar a ver cómo impacta el denominado “impuesto a la riqueza”, que como grava el patrimonio mayores a los $ 200 millones, podría alcanzar a varios de ellos.

De manera coincidente, el Gerente Comercial de ADBlick, Leandro Barbieri, explicó: "Para la cosecha fina, la zona núcleo se va a cultivar en su totalidad, pero habrá que esperar a más entrado septiembre u octubre para ver si se supera ese margen, porque en las zonas más alejadas de los puertos, los rendimientos son muy justos”.

La falta de crecimiento en el área a sembrar con maíz “es fruto de la seca... es un cultivo caro que si no tenés agua, no te da el número. Por eso, no es casualidad que venga subiendo el precio” a nivel internacional, ante una eventual menor cosecha".

En el caso de la Soja “todavía no está del todo claro el número final. El precio viene subiendo y en una de esas, algo más se hace”, dijo Barbieri a Data Clave.

Un reciente informe del IERAL-Fundación Mediterránea dio cuenta que los productores vienen regulando sus envíos de soja a la industria alentados por la devaluación del 3% mensual del tipo de cambio, y porque el precio de grano se mantiene firme, al pasar de los US$ 320 en abril a más de US$ 360 en agosto.

En las últimas semanas, "las ventas de soja se mantienen en torno a las 630.000 toneladas semanales, en un volumen que no es bajo pero que se encuentra por debajo de lo que requiere, por caso, la industria para aprovechar mejor su capacidad instalada de molienda”, explicó el informe.

En el caso del trigo, con un área ligeramente menor al año pasado 6,5 millones de hectáreas contra 6,8 millones, la cosecha se perfila como “magra” debido a la falta de lluvias del invierno, con unos 18 millones de toneladas, frente a los 19,7 millones de la campaña anterior, lo que representa una pérdida de unos US$ 300 millones en exportaciones.

La Comisión de Enlace espera señales concretas de parte de Basterra

Las cuatro entidades que conforman la Comisión de Enlace Rural esperan que en la próxima reunión, el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra, brinde soluciones concretas a los problemas que enfrenta el campo en el tema inseguridad, por la rotura de silo—bolsas y ocupaciones de terrenos, problemas para el tránsito de camiones, el pago de compensaciones a los pequeños productores de soja, y a los de la lechería.

En un inusitado comunicado, por su nivel de crítica, la Comisión criticó la semana pasada “los escasos avances” alcanzados a través del diálogo con el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca.

“Hemos sido respetuosos de las dificultades planteadas por la pandemia, sin embargo, hasta el momento pareciera que sólo han dilatado los tiempos y no se ha avanzado en cuestiones urgentes”, advirtió la Comisión a través de un documento luego de una nueva reunión con Basterra.