Desempleo en baja, el regalo de fin de año al que apuesta el Gobierno
La tasa de desempleo en la Argentina rondaría el 6,6% en el tercer trimestre de 2022. El equipo de Sergio Massa festejará el número que marca desde la pospandemia una fuerte recuperación económica y del empleo. Preocupa la caída del salario, que entre 2015 y 2022 se redujo casi 20% para los trabajadores registrados y casi 38% para los que están en negro.
Este miércoles, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) de a conocer los datos del desempleo correspondientes al tercer trimestre el equipo económico tendrá algo que festejar. Los datos oficiales van de la mano con los de las consultoras privadas, que marcan un desempleo cercano al 6,6%%, acompañaría los números de la inflación que se conocieron la semana pasada que marcaron una fuerte baja hasta el 4,9%.
“La dinámica de la actividad continuó siendo positiva durante dicho período y marcó un crecimiento promedio del 5,7% interanual, por lo que esperamos que la tasa de ocupación se mantenga en niveles elevados: 43,5%, con un incremento de 0,6 puntos interanuales”, señaló en un informe la consultora LCG. Lo cierto es que si se confirma una leve mejora del empleo y se reduce la tasa de desocupación que alcanzó 6,7% en el segundo trimestre de 2022, el Gobierno saldrá a festejar los valores más bajos de desocupación desde 2015.
Los números que manejan desde el Centro de Estudios para la Producción (CEPXXI) que depende de la Secretaría de Industria y Producción, son optimistas. “El empleo total registrado acumula 20 meses consecutivos de crecimiento intermensual y mantiene el mayor ritmo de generación de trabajo desde al menos 2012. En agosto de este año, se registraron más de 728.000 trabajadores y trabajadoras registrados adicionales respecto de diciembre de 2019 (+6%), según el registro del sistema de seguridad social (SIPA)”, indica el reporte oficial.
El trabajo indica que “está dinámica también estuvo presente en el empleo asalariado registrado del sector privado: con tasas de crecimiento intermensual promedio en lo que va del año similares a las de 2011, y con un ritmo de generación del empleo que no se registraba desde 2010-2011 y sostiene que “la recuperación del empleo formal en las empresas es generalizada, con 10 de 14 sectores productivos creando puestos de trabajo formales respecto a un año atrás”. “
Particularmente -plantea- en agosto se registraron 30.800 nuevas personas trabajadoras respecto a julio (+0,2% sin estacionalidad) de los cuales 6.500 corresponden a trabajadores/as asalariadas registradas en las empresas privadas”, agrega. De acuerdo al CEP, en agosto, los sectores más dinámicos fueron: hoteles y restaurantes (21.700 nuevos trabajadores formales respecto a agosto de 2021), la construcción (14.400), minería y petróleo (7.300) y el comercio (6.200 empleados). “Los servicios basados en el conocimiento acumularon hasta julio 26 meses ininterrumpidos en alza, y superaron los 300.000 puestos formales por primera vez en la historia”, señala el CEP.
Pero no todos los números son tan auspiciosos. Para los economistas del Centro de Economía Política (CEPA), se asiste a una situación parecida a la de los años 90 por la fuerte pérdida del salario. De hecho, la caída del salario entre enero de 2015 y junio de 2022 fue de 16,3% para trabajadores registrados y de 33,1% en trabajadores no registrados, de acuerdo al CEPA. "Este proceso se asemeja a los años 90: durante el período entre 1994 y 2001, la caída del salario alcanzó 16,6% para el salario de las y los trabajadoras/es no registrados y de 2,9% para el salario de las y los trabajadoras/es registrados privados" explican los economistas.
"La dinámica es similar a la de los años noventa: entre diciembre de 1995 y junio de 2022, el salario real del trabajo registrado se mantuvo constante, mientras que el salario real del empleo no registrado sufrió una caída de 6,2%", señalan en el CEPA. Lo cierto es que en off economistas del Gobierno reconocen que la caída puede ser mayor y que la perdida de los salarios de los trabajadores en blanco desde 2015 no baja del 20% y de los que esta en negro, cerca del 40%. Y señalan que gran parte del enojo con la política y el "voto bronca" proviene de la gran transferencia de ingresos de los sectores populares a los más altos.
En el CEPA afirman que de acuerdo a sus datos "los jóvenes menores de 24 años ganaron con mayor celeridad poder adquisitivo entre 2003 y 2015 y fueron los que más rápido lo perdieron entre 2016 y 2019. Mientras que entre 2003 y 2015 lograron más que duplicar su poder adquisitivo (por encima de todas las demás franjas etarias), entre 2016 y 2019 perdieron 32%, superando también al resto de las franjas etarias. Esta situación que ilustra un fuerte retroceso reciente es relevante como insumo para interpretar otros fenómenos de descontento de índole política y social". Una explicación posible de porqué los jóvenes parecen verse seducidos por los discursos antisistema.