El intercambio comercial durante mayo dejó un superávit de US$ 366 millones, un quinto de los US$ 1.672 millones de ganancia obtenidos durante igual mes del año pasado, informó hoy el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

Este resultado positivo mostró una suba de las las exportaciones, del 20,7% interanual, para sumar US$ 8.226 millones, contra importaciones que avanzaron 53% para alcanzar los US$ 7.870 millones.

A pesar de esta caída en el superávit comercial, el Indec dio cuenta que si hubiesen prevalecido los precios de mayor del 2021, el saldo comercial habría arrojado un superávit de US$ 373 millones, por el Índice de precios de las exportaciones aumento 22%, por debajo del de las importaciones, que fue del 23,5%.

La facturación por la compra de Combustibles y lubricantes (CyL) al exterior resultó la mayor crecimiento, 226% par sumar US$ 1.600 millones, producto de una suba del 155% interanual en el precio y del 51% en las cantidades.

En el caso de las exportaciones argentinas de CyL, la facturación, US$ 488 millones, aumentó 33% por una combinación de una suba del 82,3% en el precio, pero una baja del 27 % en las cantidades despachadas en este marco, el acumulado de los primeros cinco meses del año arrojó un superávit de US$ 3.196 millones, contra los US$ 5,672 millones de enero-mayo del año pasado

La facturación por las ventas al exterior sumaron US$ 39.917 millones, con un crecimiento acumulado del 26,6 % frente a importaciones por US$ 32.722 millones y un avance del 44,2% informó el Indec.

Ante la escasa capacidad del Banco Central para acumular reservas, según cálculos privados, en base a datos oficiales, la entidad acumuló desde comienzos de año y hasta mediados de junio, compras netas por unos US$ 550 millones cuando en el mismo lapso del año pasado contaba con unos US$ 6.267 millones la consultora Sarándí llamó a aplicar “El Plan Torniquete”.

La casa de estudios dirigida por el economista Sergio Chouza, propone, entre otras medidas “poner un cupo informal (sic) a los dólares disponibles para importar”. Por ejemplo “si se recortan importaciones hasta niveles compatibles con el nivel de actividad actual, se podrían reducir aplicaciones (compras) por US$ 13.500 millones al año, equivalentes a US$ 1.125 millones mensuales”.

Además del “cupo informal” habría que sumarle la reducción del pago por servicios “algunos sobre facturados”, según Sarandí, y “se acotará la formación de activos externos de personas humanas”, o dicho de otra manera, se restringirá la posibilidad de que las personas compren dólares, medidas con las que el ahorro podría trepar a los US$ 16.300 millones.

Todas estas “son estrategias paliativas ante un escenario crítico de reservas, que hoy presenta riesgos concretos de desborde en caso de que predominen las presiones devaluatorias y eso se siga propagando hacia los precios internos”, reconoce el informe.

Además que “ninguna de las alternativas están exentas de consecuencias negativas contingentes, ya que el contexto macroeconómico dista de ser ideal”.