Quién es y porqué condenaron a Amelong, genocida al que Villarruel llamó "preso político" en el debate
El ex teniente coronel fue procesado y condenado en cinco causas por delitos de lesa humanidad. En tres de ellas tiene perpetua, una a diez años, y otra a quince años por la sustracción de dos niños. Solo la sexta causa está en curso, pero su prisión en la Unidad Penitenciaria 34 de Campo de Mayo es por la condena en las cinco anteriores.
En el debate televisado entre los dos candidatos a la vicepresidencia, Agustín Rossi y Victoria Villarruel, hubo un segmento dedicado a la postura de ambos en la defensa de los Derechos Humanos. En una clara muestra de inversión de carga de la prueba, poniendo como víctima a un victimario, la candidata por La Libertad Avanza sostuvo que en este gobierno no se respetan los derechos humanos de quienes ella considera “presos políticos”. Allí puso como ejemplo a Juan Daniel Amelong, de quien dijo que estaba preso sin condena desde hace muchos años. Además, instaló que no solo era víctima de una irregularidad judicial sino que era hijo de un hombre asesinado por Montoneros.
Amelong es uno de los represores que Villarruel visita asiduamente en el penal de Campo de Mayo. El vínculo con los genocidas fue más allá de la justificación de entrevistar a los detenidos para la escritura de un libro y comprendió, incluso, la responsabilidad de hacerle llegar a Jorge Rafael Videla, cada domingo, una hostia consagrada en la parroquia Lefebvrista "Nuestra Señora de Todas las Gracias" del barrio de Monserrat, como contó semanas atrás Data Clave.
Amelong es una cara conocida de los juicios por delitos de lesa humanidad en Rosario. Alto, delgado, anda siempre con una vincha con la inscripción "legalidad" y un maletín del que suele extraer el libro "Juicios de la Venganza", que él mismo escribió. Está sentado en el banquillo de acusados por sexta vez por su actuación en febrero de 1976, cuando se integró al Comando del II Cuerpo de Ejército como Teniente Coronel. También fue parte de la patota del Destacamento 121 de inteligencia de Rosario.
Villarruel dijo que era un preso sin condenas. No es así: el represor acumula tres condenas a prisión perpetua, otra a diez años y una quinta condena por la sustracción de los mellizos Gullino.
Los mellizos Gullino son los hijos de Raquel Negro -desaparecida en la quinta de Funes- y su pareja, Tulio Valenzuela, asesinado durante los operativos contra la llamada "contraofensiva". La niña recuperó su identidad, pero aún no se sabe dónde está el otro mellizo apropiado. Por el secuestro están imputados además de Amelong, Pascual Guerrieri, Jorge Alberto Fariña, y Walter Pagano, más otro oficial del Destacamento de Inteligencia 121, Marino Héctor González y un médico de Paraná: Juan Antonio Zaccaría.
Fue figura obligada en tres de los juicios por la causa Guerrieri que tuvo tres instancias y fue condenado a perpetua en las tres. En estos días tiene una nueva causa en etapa de instrucción por un desaparecido de La Calamita, Miguel Membrive y es esta la que está en curso y sin condena, pero su prisión es por las causas anteriores.
Además, proveyó una casa de su propiedad donde funcionó un centro clandestino de detención conocido como "La Intermedia", en Timbúes, a orillas del Carcarañá. Este ex centro clandestino de detención aparece mencionado en el libro “Recuerdos de la Muerte”, de Miguel Bonasso, cuando narra el traslado de Jaime Dri a ese centro represivo.
Orgulloso de su accionar
Amelong nunca negó su rol en la dictadura. En 1987, en tiempos en que se discutía la Ley de Obediencia Debida, reconoció su entusiasmo en una carta que le envió al director del Liceo Militar General Belgrano. “Es así como he participado conscientemente de la guerra contra la subversión y puedo hoy sostener, con absoluta convicción, que me siento tranquilo y honrado por haber cumplido con mi deber ejecutando, desde mi puesto de combate, con todas las órdenes y directivas de mi superioridad encaminadas al aniquilamiento y derrota de los enemigos que, disputando al Estado el monopolio de la fuerza, asolaron a toda la sociedad provocando una trágica confrontación”, escribió.
En democracia, se recicló como abogado pero al salir a la luz su accionar en dictadura, le retiraron la matrícula. Antes del inicio de los juicios que lo instalaron entre los acusados, solía pasarse por los tribunales de Rosario e intimidar a los abogados de los organismos de Derechos Humanos. En los procesos judiciales, reclamaba ser él quien interrogara a los testigos.
Amelong tiene 68 años y está preso en la Unidad 34 de Campo de Mayo. En 2022 pidió irse a su casa por el temor de contagiarse de coronavirus. El Servicio Penitenciario Federal (SPF) lo listó como persona de riesgo por la edad y por tener enfermedad pulmonar obstructiva crónica y lo mandó unos meses a cumplir arresto domiciliario. A posteriori, un informe enviado desde la Unidad 34, dijo que no requiere tratamiento y que, ante una emergencia, los internos – todos criminales de lesa – serán trasladados al Hospital Militar de Campo de Mayo, que tiene guardia las 24 horas. Por lo que volvió a prisión pasado el riesgo del covid.
Hablan sus víctimas
El diputado nacional Eduardo Toniolli es el hijo de Eduardo José Toniolli y de Alicia Gutiérrez, militantes políticos asesinados por Amelong. Desde hace un tiempo y dentro de la Cámara de Diputados le exige a Victoria Villarruel que se expida en su postura con respecto al caso de su padre y de tantos otros detenidos desaparecidos.
En sus redes sociales, al escuchar las declaraciones de Victoria Villarruel en el debate, aclaró: "Amelong (alias "teniente Daniel") fue condenado en cuatro causas por delitos de lesa humanidad, proveyó una casa de propiedad de su familia para que fuera utilizada como centro clandestino de detención (conocido como La Intermedia). En ese lugar fueron asesinados, en marzo de 1978, 14 militantes políticos, entre ellos mi padre. Según testimonios de otro represor, Amelong fue uno de los encargados de apretar el gatillo y de deshacerse de sus cuerpos. Amelong sabe dónde se encuentran, nosotros no".
Las palabras de Villarruel desataron también la reacción de otros familiares de las víctimas de Amelong, en particular de Florencia Garat, hija de Eduardo Garat -abogado, escribano, militante de la JP, secuestrado en abril de 1978– , quien escribió desde su cuenta personal en la plataforma X (exTwitter): “Amelong y su patota mataron a mi viejo y a otrxs tantxs más. A mi papá lo tuvieron con grilletes hasta que lo asesinaron en la parrilla. Su cuerpo fue probablemente tirado. Este año lo condenaron a su no se cuánta perpetua. Le acaban de negar la domiciliaria la justicia federal".
También el hermano de Florencia, el escritor Santiago Garat, manifestó en su cuenta de X: “Amelong es parte del circuito represor que me arrebató a mi papá. Es responsable directo del asesinato del papá de mi amigo, hermano y compañero (el diputado nacional) Eduardo Toniolli. Condenado a tres cadenas perpetuas por los delitos aberrantes que cometió… y Villarruel lo reivindica”.
El crimen de Raúl Amelong, padre del represor, que Villaruel le adjudica a Montoneros
Raúl Amelong era un ingeniero que trabajaba como subgerente de distribución en Acindar. Tenía diez hijos, entre ellos Juan Daniel. Era militante del movimiento cursillista de la iglesia católica. El 4 de Junio de 1975 viajaba desde su casa en Fisherton hacia el centro de Rosario en su auto Torino, con su hija Inés y una amiga de ésta cuando, según crónicas de la época, fue interceptado por una pick up en la esquina de Guatemala y Córdoba. Al detenerse en el semáforo, de la camioneta bajaron cuatro varones que le dispararon y huyeron. Recibió diez balazos a través del parabrisas, su hija recibió algunas esquirlas y la otra muchacha resultó ilesa.
Nadie se atribuyó el atentado aunque por los despidos que habían sucedido en la fábrica Acindar y las huelgas que les sucedieron, Montoneros había tomado una postura de defensa de los trabajadores en conflicto, y previamente al crimen de Amelong habían atentado contra otros dirigentes de la empresa. Dieron entonces por sentado que el crimen fue parte del accionar de Montoneros, aunque jamás pudo siquiera identificarse a alguno de los asesinos y así vincularlos a la organización.
Las únicas referencias al asesinato de Raul Amelong que pueden encontrarse en archivos provienen de la prensa de la época y de la página web del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV) organización no gubernamental que preside la misma Victoria Villarruel, o de grupos de Facebook que reivindican a la dictadura.
No hay causa judicial ni vigente ni archivada acerca de ese asesinato básicamente porque no hubo denuncia, ni los responsables del crimen identificados o detenidos. No hubo ninguna organización armada que se lo atribuya ni entonces ni nunca, por lo que adjudicárselo a Montoneros, cuando ni siquiera se apresó a los asesinos, no es exacto.