Los campeones y la grieta: las repercusiones políticas de los festejos y el cruce Tapia-Gobierno por la seguridad
La Selección Argentina vivió un martes frenético con idas y vueltas en cuanto a la organización de los festejos. Cruces permanentes entre los organismos de seguridad y un enojo del 'Chiqui' Tapia con Aníbal Fernández. La respuesta del ministro y el juego de la grieta entre oficialismo y oposición por el "operativo cerrojo" de la Casa Rosada.
La República Argentina vivió un martes soñado en cuanto a fútbol se refiere. Más de 5 millones de personas se acercaron al Obelisco y zonas aledañas para recepcionar a los campeones del mundo de la Selección Argentina. Y como no podía ser de otra manera, en la logística por los festejos, hubo cruces políticos.
Las discusiones por los festejos vienen de hace algunos días. Incluso hubo algunos contactos entre la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y el Gobierno antes de que Argentina enfrentara a Francia en la final. Esto se debe a la presunción de que, sea como sea el resultado, la gente iba a querer salir a las calles a reconocer al equipo.
Lo cierto es que era lunes, Argentina había conquistado la Copa del Mundo, la delegación albiceleste estaba en viaje y todavía no había un itinerario claro de cómo iba a ser la coordinación de los festejos. Estaba latente la intención de ir a la Casa Rosada, pero ese deseo se evaporó por la intención de la AFA de que no se de ninguna “foto política” durante los festejos. De eso dio cuenta el propio Claudio Tapia, que al llegar a Ezeiza, se limitó a un saludo cordial con el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, quien fue a recibirlos al aeropuerto y no consiguió ninguna foto con los futbolistas.
Pero el problema principal estaba en la coordinación con los organismos de seguridad. El Gobierno hasta el último momento puso a disposición la Casa Rosada para que los futbolistas fueran a festejar. Incluso despejando la zona y dejando el Palacio prácticamente vacío. Los periodistas acreditados, por ejemplo, tuvieron que abandonar el lugar, algo que no ocurría desde 1983.
Esa decisión, claro, derivó en una respuesta de los dirigentes que integran la coalición de Juntos por el Cambio. “Esto es DEMENCIAL! Cerraron la Sala de Periodistas de la Casa Rosada y no permiten el ingreso de los periodistas acreditados. Nunca pasó! Cómo no vas a dejar cubrir los festejos de la selección en Argentina si van a la Rodada. La Sra. @gabicerru tiene que dar explicaciones”, lanzó la diputada radical Karina Banfi.
La portavoz de la Presidencia le salió al cruce: “Estimada @KBanfi Los periodistas pueden cubrir la fiesta en la plaza y en las calles y en cada lugar que el equipo campeón mundial se encuentre con su pueblo. La prioridad del gobierno hoy es garantizar que ese encuentro sea feliz. Los periodistas, a veces, no son protagonistas".
“En lugar de disfrutar de la llegada de los campeones del mundo, sufrimos una decepción. Y no por ellos. Es evidente que Argentina necesita ORDEN para progresar. SIN DUDAS, LO QUE PASÓ HOY NO ES EL CAMINO”, lanzó Patricia Bullrich, presidenta del PRO.
La seguridad, la principal pelea
Pero el grueso de la pelea estuvo con los organismos de seguridad. El recorrido obligaba a Nación, Provincia y Ciudad a coordinar los traslados y la custodia del micro con los campeones, que tenían la intención original de ir desde el predio de Ezeiza hasta el autopista 25 de Mayo y 9 de Julio y saludar desde allí a la gente. La marea humana colapsó las calles, penetró los accesos y el recorrido del micro se convirtió en una verdadera pesadilla.
Lo cierto es que la organización entre Nación, Ciudad y Provincia dejó mucho que desear y que la imagen de la coordinación no tiene correlato con los hechos. La foto quedó demostrada cuando se vio al micro atorado en los accesos por la gran cantidad de hinchas e incluso con fanáticos que accedieron al mismo saltando desde un puente de la General Paz.
El enojo de la AFA es máximo y el único que se salvó de la cacería fue Sergio Berni, ministro de Seguridad Bonaerense. Según pudo saber Data Clave, Tapia y Berni se reunieron en el predio de Ezeiza una hora antes de que comience la caravana para terminar de coordinar algunas cuestiones de la organización. Hasta último momento hubo tironeos con el recorrido y se modificó en tres oportunidades.
A pesar del cansancio, algunos futbolistas tenían la intención de ir hacia la Casa Rosada y tener la foto en el balcón. La idea principal era llegar por vía terrestre, intención que no fue promocionada para no generar ningún tipo de incidentes. Incluso hasta los familiares de los jugadores fueron citados para ir a la Casa de Gobierno.
La rosca entre los organismos de seguridad fue hasta el final. Hasta que, en un buen momento, fue el propio ‘Chiqui’ Tapia y el que salió a mostrar su enojo. "No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco, los mismos organismos de Seguridad que nos escoltaban, no nos permiten avanzar. Mil disculpas en nombre de todos los jugadores Campeones. Una pena", posteó en su cuenta de Twitter.
Y luego, agregó: "Agradecemos a la provincia de Buenos Aires, encabezada por su ministro de seguridad Sergio Berni, que fue el único que acompañó durante toda la recorrida hasta la entrada a la capital sin registrar ningún incidente, permitiendo a los jugadores abrazarse al pueblo argentino".
El enojo de Tapia se consumó cuando el ministro Aníbal Fernández definió hacer un plan de evacuación y que los futbolistas se suban a los helicópteros para evitar seguir haciendo el trayecto por vía terrestre. Según el ministro, no estaban dadas las garantías de seguridad para que pudiera continuar hasta 25 de Mayo y 9 de Julio.
Aníbal Fernández, en diálogo con Radio 10, defendió el operativo y cruzó al presidente de la AFA: “Los jugadores subieron gustosamente a los helicópteros, el tuit de Tapia me importó un carajo”. De hecho, el propio ministro reconoció que hubo un llamado entre él y Tapia que no fue en buenos términos.
“Tomé la decisión de poner los helicópteros a disposición de la Selección para poder sacarlos de la caravana y ellos aceptaron sin problema. Ninguno se quejó, hicimos lago cuidados y criterioso, para que cada uno pueda irse a su casa. El objetivo era preserva la salud de cada uno de los jugadores”, agregó.
En el balance general, más allá de las disputas y los caprichos de unos y otros, todos consiguieron lo que querían. El Gobierno evitó una postal similar a la que se vio en el funeral de Diego Armando Maradona, donde hinchas literalmente tomaron la Casa Rosada y los futbolistas sintieron el calor de la gente sin sufrir ningún problema vinculado a la seguridad. Un cierre de año para el recuerdo.