Los verdaderos motivos del pacto Macri-libertarios y qué puede pasar si Milei se baja
Tras la impensada derrota de La Libertad Avanza, se modificó el mapa político de la oposición y dejó en evidencia la fractura de Juntos por el Cambio. ¿Por qué Bullrich se plegó a la estrategia diseñada por el Voldemort amarillo para despegar de la UCR y conformar una oferta electoral de la derecha más concentrada? Las causas del apuro por apuntalar la inestable candidatura de un Javier Milei desconcertado por el resultado adverso. El Blockbuster de Mauricio y la oportunidad de la UCR para desempolvar la boina.
Todavía no se conocían los resultados de la elección cuando pasadas las 19 horas del domingo 22 de octubre, una de las espadas políticas más experimentadas de La Libertad Avanza, Guillermo Francos, expresó su preocupación en una improvisada rueda de prensa porque -según los reportes que manejaba hasta ese momento- había “4500 denuncias de fiscales en todo el país por boletas rotas”. Al ser consultado sobre la titularidad de las denuncias, Francos no era tan categórica: “son anónimas”, afirmaba.
Los primeros datos de las mesas testigo comenzaban a mostrar una tendencia que, con el correr de las horas, se iría consolidando: La Libertad Avanza no había conseguido superar el porcentaje de votos obtenidos en las PASO y quedaba relegado al segundo puesto mientras que Unión por la Patria consolidaba una remontada histórica que lo transformaba en la fuerza más votada, otorgándole un pasaje preferencial a la segunda vuelta.
El búnker libertario en el hotel Libertador se había transformado en un hervidero. Javier Milei, recluido en el piso 21, sólo recibía a su círculo de confianza. La hipótesis de impugnar la elección por las supuestas irregularidades y desconocer el resultado adverso, sobrevoló la habitación donde el candidato presidencial intentaba hallar explicación a un resultado “decepcionante”.
La tentación de transformarse en Nerón y prender fuego Roma pasó por los atribulados pensamientos del líder libertario. Pero el ala racional del espacio impuso un criterio mucho más compatible con las costumbres de la tan criticada “casta” y comenzó a redactar un discurso para camuflar las virulentas enemistades contra el PRO, la UCR, el schiarettismo y hasta la izquierda y empezar a transformar al “león” en un “felino mimoso” en la búsqueda de la aceptación ajena.
“Yo vengo a dar por terminado el proceso de agresiones y ataques, y estoy dispuesto hacer tabula rasa, a barajar y dar de nuevo con el objetivo de terminar con el kirchnerismo", proclamó. Y cerró con una amplia convocatoria: “Todos los que queremos un cambio tenemos que trabajar juntos”. Millones escucharon el mensaje conciliador de Milei. Muchos quedaron desconcertados. Otros celebraban. Pero hubo alguien que entendió la batiseñal y puso en marcha el plan B (o quizás fue siempre su plan A): Mauricio Macri.
El caballero de la noche regresa
El expresidente nunca apostó realmente por ningún candidato del PRO para disputar esta elección. Horacio Rodríguez Larreta se transformó en la figura antitética dentro del partido amarillo que ambos fundaron tras la crisis de 2001 y Macri hizo lo imposible para dificultarle el objetivo de erigirse en postulante de Juntos por el Cambio.
Tras lograrlo, hizo lo propio con Patricia Bullrich, a la que le amarreteó apoyo y la dejó sola ante los embates de sus enemigos internos, solo amagando al final de la campaña un tibio apoyo que ni los más íntimos lo sentían auténtico. “Mauricio siempre entendió que el candidato debía ser él, pero no quería ponerse al hombro la campaña, ni mucho menos hacerse cargo de una eventual derrota, por eso se declaró prescindente”, le dijo a Data Clave un dirigente con muchos años de experiencia dentro del espacio macrista.
A principios de octubre, al hablar Mauricio Macri dio algunas pistas de lo que podría ocurrir en caso de una derrota de Bullrich. Al hablar en una conferencia ante estudiantes de Harvard, consideró que “el mayor riesgo que representa Javier Milei es que esté aislado porque alguien aislado no puede cambiar las reglas de un país” y aseguró que, en caso de una eventual victoria del candidato liberal, habría que acompañar las medidas para dejar “este sistema complicado en el que estamos”.
El lunes por la noche, en su casa de Acassuso, Macri dejó en evidencia que él es el verdadero titiritero de la dirigencia derechista y comenzó a cristalizar su verdadero plan para gobernar la Argentina. Como si nada hubiera ocurrido entre Bullrich y Milei, los obligó a abrazarse, los conminó a disculparse públicamente por los dichos proferidos durante la campaña y comprometió el apoyo del aparato macrista para “ganar el balotaje”.
El apuro por concretar la reunión y la posterior definición, tiene una explicación muy clara. “La inestabilidad emocional de Javier es algo que nos preocupa a todos, por eso Mauricio entendió que lo más importante era apuntalarlo, hacerlo sentir acompañado y motivarlo para encarar la segunda vuelta con otra perspectiva”, le confió a este portal un vocero informal del entorno del expresidente.
¿Qué acordaron en la reunión? Acá las versiones se bifurcan. Mientras desde el macrismo plantean que el arreglo incluyó “un diseño de gabinete que incluye varios nombres pedidos expresamente” por Macri y el acuerdo de no impulsar la dolarización tal como lo prometió el candidato libertario, los mileístas sostienen lo contrario: “no hay ningún acuerdo, vinieron al pie porque sino se quedan afuera de todo y no podés rechazar el apoyo de una candidata que mide 23%, pero no va a haber fotos, ni actividades juntos, ni reuniones y mucho menos una negociación para abandonar el plan dolarizador”.
El Blockbuster de Mauricio
Incómoda se la vio a Bullrich durante todo el “súper miércoles” donde se definió el reacomodamiento de las fuerzas de centro derecha. “Patricia no está convencida de la decisión, está claro que obró presionada por Mauricio”, se le escuchó decir a un dirigente del PRO porteño que supo militar con la exministra de Seguridad macrista.
Todos en la coalición opositora conocen las mañas del otrora líder amarillo. Saben de su vocación por acumular material comprometedor de sus adversarios, pero también de sus aliados, a los efectos de utilizarlo con fines extorsivos “en caso de ser estrictamente necesario, por supuesto”. Un estilo que Macri adoptó cuando manejaba el Grupo Socma, propiedad de su familia y que luego profundizó de la mano de su “amigo y salvador” Jorge “El Fino” Palacios y su aceitado esquema de espionaje policial.
Muchas de esas “técnicas” las perfeccionó cuando asumió la presidencia en 2015 y colocó al frente de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) a su amigo Gustavo Arribas. “Ahí armaron directamente los grupos de tareas que se encargaban de espiar y extorsionar con la supervisión de los altos mandos”, le confió a este cronista un exmiembro del aparato de inteligencia de Cambiemos.
¿Con qué pudo haber Macri “inducido” a Bullrich para que siga sin chistar sus instrucciones? Varias hipótesis. Una tiene relación con la causa que investigó el rol de las fuerzas de seguridad en la muerte de Santiago Maldonado. “Macri tiene en su poder pruebas que demuestran cómo se manipuló prueba en ese proceso para proteger a Gendarmería y ocultar el verdadero rol que tuvo en aquel episodio”, explicó un informante.
Otra hipótesis tiene como protagonista a Gerardo Milman, hombre de confianza de la exministra, comprometido judicialmente en el atentado contra Cristina Kirchner y con muchos cuestionamientos por sus “comportamientos irregulares” en su despacho del Congreso Nacional. “Hay elementos muy complicados que dejan mal parada a Patricia en la protección de este personaje”, completó la fuente.
Hay otra línea que plantea conexiones de personas “del entorno íntimo” de la excandidata con hechos de “corrupción” en el manejo de fondos. Todo es posible en el perverso mundo del administrador del videoclub extorsivo más completo de la historia contemporánea argentina.
Adelante radicales
Gerardo Morales sorprendió más a ajenos que a propios. Cuando el miércoles por la tarde, tras la reunión del Comité Nacional de la UCR, se sentó junto a Martín Lousteau para explicar la postura del centenario partido ante los movimientos de sus socios amarillos, dejó en claro que el pacto con Milei era “inaceptable” y que la coalición opositora se rompía por decisión de los referentes del PRO que “irresponsablemente y de manera inconsulta”, resolvieron “abandonar el espacio”.
El radicalismo tiene una nueva oportunidad de demostrar que todavía conserva dirigentes con memoria suficiente como para no permitir alianzas con sectores que denostan las ideas más dogmáticas del partido y músculo necesario como para abandonar la comodidad de los comités y recuperar territorio. Morales lo sabe y por eso juega del modo más equilibrado posible para contener la bronca de los razonablemente indignados militantes por el basureo y los humores de quienes tampoco quieren saber nada con darle carta blanca a Unión por la Patria en el balotaje.
“Nosotros no podemos plantear oficialmente que el partido va a apoyar a Massa, por eso explicamos que nuestra postura desde el Comité Nacional va a ser la neutralidad ante el escenario electoral”, dijo a Data Clave una importante fuente partidaria. “Pero quedó claro también que la orden que se bajó a los comités es hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que Milei no sea presidente”, blanqueó el boina blanca, dejando entrever que van a militar la fórmula de Unión por la Patria.
También surgió un nuevo polo de poder dentro de Juntos por el Cambio: la liga de gobernadores cambiemitas. Ante cualquier gobierno nacional, su fuerza viene de los números: de ser un bloque de diez. "Ya demostraron esta semana que le pueden poner límites a Macri", dicen desde ese espacio. Efectivamente, no se subieron a la jugada del ex presidente, sino que se declararon neutrales.
"Son el espacio más ordenado hoy dentro de la coalición y hay mucha confianza entre ellos. Muchos tienen una trayectoria larga", describen desde ese espacio. Su idea será impulsar una agenda en bloque ante cualquier gobierno nacional.
¿Qué pasa si se baja?
La pregunta dio vueltas durante toda la semana. La versión la echó a correr el ministro de transporte bonaerense Jorge D´Onofrio, un reconocido dirigente massista. “El run run que se escuchó es que Milei estaría evaluando bajarse del balotaje”, le dijo el referente renovador al programa “Wake up” (Delta 90.3) el martes pasado
Ante una pregunta directa sobre la factibilidad de que esta versión tuviera algún asidero, el propio Milei se encargó de desmentirla. "Bajo ningún punto de vista. Verdaderamente implica no conocer cómo es la lógica del individuo. Yo soy naturalmente un gladiador. Yo no concibo otro resultado distinto que morir con las botas puestas", sostuvo en declaraciones televisivas el mismo día martes.
Sin embargo, el candidato libertario se presentó el jueves por la noche en otro programa televisivo y mostró ciertos desequilibrios a la hora de responder las preguntas de los periodistas, lo cual despertó nuevas sospechas sobre un posible renunciamiento a la candidatura. “Nada que ver, Javier está más convencido que nunca y le vamos a ganar a Massa con contundencia”, le dijo a Data Clave el legislador Ramiro Marra. Será cuestión de esperar.
El análisis de los escenarios probables forma parte del terreno especulativo con el que un sector del oficialismo y buena parte de la oposición, especula por estas horas. Desde el punto de vista estrictamente formal, el Código Nacional Electoral establece, en su artículo 155 que “en caso de la renuncia de los dos candidatos de las fórmulas más votadas en la primera vuelta, se proclamará electa a la otra”.
Ahora bien, ¿qué ocurriría si el renunciante fuera solamente el postulante presidencial? El mismo artículo lo explica: “en caso de renuncia de uno de los candidatos de cualquiera de las dos fórmulas más votadas en la primera vuelta electoral, no podrá cubrirse la vacante producida; para el caso que la renuncia fuera del candidato a presidente, ocupará su lugar el candidato a vice”.