Junto a la mesa chica (y Massa), el Presidente resuelve la encrucijada más compleja de su gobierno
La renuncia del ahora ex titular del palacio de Hacienda sorprendió al presidente mientras extendía la sobremesa de un asado en un exclusivo country de Zárate. Contrariado con la situación, el primer mandatario volvió a Olivos al anochecer, para comenzar a diseñar la nueva estructura de su gabinete, que contendría más cambios. Los nombres en danza y la íntima convicción de continuar por la misma senda económica. La "venganza" de Martín Guzmán, en medio del discurso de Cristina y el interrogante sobre el rol de Sergio Massa, que prefirió monitorear la crisis "por teléfono" entre el empate de Tigre y el cumpleaños de su hermana.
La tarde del sábado se extinguía, apurada por las sombras que anunciaban otra típica noche invernal, tras una jornada soleada y fresca. Alberto Fernández retornaba de Zárate, donde eligió refugiarse para compartir un asado con amigos y familia en un exclusivo country de la zona. Más temprano, mientras hacían la sobremesa a la espera del discurso de Cristina Kirchner en Ensenada, Martín Guzmán le había comunicado por teléfono su decisión irrevocable de renunciar al ministerio de Economía.
"¿Lo vas a convocar a Sergio (Massa) para que vaya a Olivos?¿Vas a consultar a Cristina y a los gobernadores?", le preguntó uno de sus colaboradores más cercanos durante el viaje de regreso a Olivos. "¿Estás loco? Esto lo resuelvo yo", fue la respuesta tajante del primer mandatario. El funcionario, de estrecha relación con el presidente, repreguntó: "¿Y cuál es la idea?". A lo que Alberto no dudó en contestar: "Vamos a seguir en la misma senda económica".
Seguramente cuando inició esta semana en Munich, participando como invitado, de la Cumbre del G7, Fernández no imaginó que la iba a terminar de este modo tan drástico, viéndose obligado a resolver quién debe reemplazar al ministro al que más veces bancó para evitar que los embates de sus socios en la coalición se lo llevaran puesto. De hecho, mucho se especuló sobre la presencia de Sergio Massa en esa reducida comitiva que permaneció apenas 48 horas fuera de la Argentina y una posible conversación entre ambos para "reorientar el rumbo de la política económica". Pero nada de eso ocurrió.
Esta semana, Guzmán y Fernández hablaron sobre el fenómeno inflacionario. Los datos que transmiten las consultoras indican que en junio se interrumpió la desaceleración sostenida que venía mostrando la inflación en el último trimestre. En Hacienda cruzaban los dedos para que la cifra de este mes no supere el 5,1% de mayo, pero la ilusión se desvanece con los datos duros que arrojan los relevamientos privados. Aún así, Alberto estaba decidido a no soltarle la mano a su ministro. “¿Qué le puedo recriminar a Guzmán? Sería injusto. Echarle la culpa de la inflación sería casi una crueldad”, aseguró Fernández en diálogo con Gustavo Sylvestre el jueves pasado por C5N.
Por eso la renuncia de este sábado generó desconcierto en el albertismo. El llamado minutos antes de hacerla pública, no alcanzó para morigerar el impacto del malestar que provocó en el entorno presidencial. Incluso, ni la "venganza" personal que representó para Guzmán tuitear su carta de dimisión de modo que coincidiera con el momento en que CFK hablaba en Ensenada, logrando que el foco de la atención se distrajera de los siempre cautivantes discursos de la vicepresidenta, fue consuelo para Fernández.
En ese mismo momento, Massa estaba en la cancha viendo el empate 1 a 1 de Tigre frente a Talleres de Córdoba en el estadio de Victoria. "No tenia señal y cuando salió se enteró de lo ocurrido", explicó el vocero del titular de la cámara Baja. Al ser consultado con insistencia acerca de la posibilidad de un encuentro con el presidente en la misma tarde/noche del sábado, la respuesta fue directa: "No va a Olivos esta noche. se va al cumpleaños de la hermana y sigue la situación por teléfono".
Tres son multitud
Hasta la madrugada del domingo, no parecía existir margen para que los tres socios principales de Frente de Todos pudieran coincidir en la reestructuración del gabinete y en una hoja de ruta para sortear la encrucijada que enfrenta el gobierno. Desde el kirchnerismo "paladar negro" esperaban una convocatoria de Alberto a Cristina, a modo de capitulación por la resistencia esgrimida para modificar el rumbo económico, tal como lo viene demandando en público y en privado la vicepresidenta.
Desde Olivos, eligieron postergar cualquier convocatoria para el domingo. "El presidente está analizando los anuncios, que se harán durante el día de hoy", le confirmó un ministro a Data Clave ya en el albor dominical. En las proximidades del tigrense, la idea es otra: "si no consensuamos entre todos un reforma integral del gabinete y un programa en común, no hay manera de garantizar ningún proceso político", afirmaron. El cristinismo fue más allá: "si queremos ganar la elección del año que viene, tenemos que dar un volantazo ya mismo e implementar un plan anti crisis en base a lo que viene planteando Cristina".
Pero por más que las terminales de los tres espacios tengan vasos comunicantes, el principal conflicto es la falta de diálogo entre las cabezas. "Sergio ayer habló con Alberto y con Cristina, pero es necesario que puedan consensuar entre los tres, si no esto no va a caminar", confió a este portal un reconocido dirigente renovador, de permanente diálogo con el titular de la Cámara de Diputados.
Incluso en la noche del sábado, la tensión llegó a un punto tal, que se llegó a pensar en convocar a una cadena nacional para que el presidente explique la situación a la población con el objetivo de serenar los ánimos. Pero la hipótesis de que Alberto pudiera utilizar este mecanismo para denunciar un intento de desestabilizar al gobierno por parte de su propia vicepresidenta, los hizo desistir -al menos por el momento- de la arriesgada idea.
La salida del laberinto
Massa y Cristina coinciden en la necesidad de consensuar un nuevo plan económico, reorganizar el gabinete para darle oxígeno al ejecutivo y lanzar medidas de shock que evidencien el cambio de rumbo. Pero el presidente piensa diferente. "Venimos creciendo de manera sostenida, tenemos un acuerdo macro con el FMI que nos garantiza estabilidad, siempre y cuando cumplamos con las metas, no vamos a volantear ahora, poniendo en riesgo lo que logramos", aseguró una fuente con acceso directo al principal despacho de la Rosada.
Todo indica que este mediodía, el líder renovador visitará la residencia de Vicente López con el objetivo principal de convencer al presidente de convocar a su vice y negociar una salida consensuada. Si lo logra, el resultado podría ser una reestructuración más integral del gabinete, que incluya al propio Massa como cabeza de un super ministerio y la incorporación de dos economistas muy cercanos al massismo. "El candidato de Sergio para Hacienda era Guillermo Michel, que finalmente agarró Aduana para stoppear a Marcó del Pont, pero suenan muy fuerte Marco Lavagna y Martín Redrado para el tándem Economía-Banco Central", le dijo a este cronista un colaborador directo del tigrense.
Cecilia Todesca, Emanuel Álvarez Agis y Augusto Costa fueron los otros nombres que aparecieron tras el portazo de Guzmán. Todesca, hoy secretaria de Relaciones Económicas Internacionales de Cancillería, es una economista que integra el Grupo Callao, de máxima confianza con el círculo más próximo al presidente y al ministro de Relaciones Exteriores Santiago Cafiero. En las últimas horas, el nombre del funcionarios bonaerense fue descartado. "No está entre las posibilidades. Ya está hablado que siga con Axel en provincia pase lo que pase", dijeron a Data Clave fuentes cercanas al ex secretario de Comercio.
Agis, cuyo nombre apareció varias veces como posible reemplazo de Guzmán, es un crítico del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y también del conflicto entre Presidente y Vice en el Poder Ejecutivo. "Me preocupa que Martín Guzmán diga lo mismo que Mauricio Macri para bajar la inflación", dijo la semana pasada el titular de la consultora PxQ. Por su parte, Costa es el actual ministro de Producción bonaerense y hombre del círculo íntimo del gobernador Axel Kicillof. Fue secretario de Comercio Interior entre 2013 y 2015, durante la presidencia de Cristina, y recientemente le apuntó a los empresarios por el aumento de precios, en especial de alimentos.
El gran interrogante que por estas horas embarga a todo el arco político es cómo sigue el Frente de Todos si finalmente no se ponen de acuerdo y Alberto resuelve continuar con el rumbo actual de su política económica, designando un reemplazo de Guzmán que no cuente con el aval de la coalición. En cualquiera de los dos escenarios, quien asuma deberá enfrentar el lunes una apertura de los mercados ávida por mostrar su reacción tras un nuevo fin de semana convulsionado para la economía del país.