¿Robledo Puch, al borde de recuperar su libertad tras 50 años preso?
Dos mujeres que conoció por carta aceptaron ser garantes del asesino más famoso del país, que dio su consentimiento para vivir en un asilo. Ahora la justicia de San Isidro deberá resolver si el "ángel de la muerte" está apto para abandonar el penal de Olmos.
Carlos Eduardo Robledo Puch, el asesino más famoso de la Argentina que lleva 50 años preso podría estar más cerca de la libertad, ya que dio su consentimiento para ser trasladado a un asilo y que dos mujeres sean sus garantes.
El pedido ya fue presentado por su defensa, que espera el visto bueno de la Justicia, pero lo cierto es que el Tribunal de San Isidro que lleva adelante la causa le negó sistemáticamente la libertad por no encontrarlo apto para la reinserción social, tras los análisis de las pericias psicológicas.
En una de sus últimas pericias, Robledo Puch aseguró: “un día voy a salir y los voy a matar a todos” y agregó que cuando tenga la libertar “lo primero que haría sería matar a Cristina Kirchner”.
Robledo Puch no tiene familia ni amigos que lo visiten o mantengan contacto y las dos mujeres que aceptaron ser sus garantes con las titulares del asilo de ancianos donde, eventualmente, viviría el condenado. Se conocieron a través del intercambio de cartas en los últimos años.
Ahora, los jueces Oscar Roberto Quintana y Ernesto García Maañón deberán decidir sobre el recurso presentado por el abogado Jorge Alfonso, quién aseguró que “ya hay una familia de una iglesia con un cura de por medio que lo quiere recibir con lazos espirituales, psicológicos y materiales”.
"Todo preso que cumplió una condena tiene derecho a estar en libertad, porque cumplió con la justicia y la sociedad. Después, si la sociedad lo quiere recibir o no, no es mi asunto", agregó el letrado.
Robledo Puch fue condenado cuando tenía 20 años a reclusión perpetua por tiempo indeterminado el 27 de noviembre de 1980. Estaba detenido desde que lo atraparon por el último de sus crímenes, cuando por su juventud y su rostro lo apodaron el Ángel de la Muerte. Tiene 71 años y sigue recluido en la cárcel de Olmos por asesinar a 11 personas por la espalda o mientras dormían.