Argentina crecerá más de 5% en 2022 y supera el 2017, que fue el mejor año de Macri
Los pronósticos de 2022 superaron todas las proyecciones del mercado, que auguraban un crecimiento del 3%. La baja del desempleo y la mejora en los salarios de los trabajadores registrados, sumado al “consumo revancha” producto de que la inflación crónica impide ahorrar, lograron que el país se encamine a superar el 5% de crecimiento del PBI, ubicándose por encima de los números de 2017, el mejor año de Mauricio Macri.
Otra vez el mercado se equivocó. Las proyecciones publicadas por el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA se volvieron ajustar en noviembre al alza: mientras que en enero la mediana esperaba un crecimiento del 3%, en octubre la misma proyección llegó a alcanzar 4,8%. La consultora Ecolatina señala que "incorporando el último dato disponible de actividad (EMAE de septiembre), esperamos que el crecimiento logre superar con comodidad el 5% en el promedio del año, ubicándose a sólo 0,3 p.p. del máximo de la serie en 2017".
El dato sacude gran parte de las predicciones de muchos gurúes de la city porteña. Los economistas de Ecolatina creen que los factores que hicieron de 2022 el mejor del lustro, se debe a tres factores: "el primer factor que impulsó la demanda en el primer semestre del año estuvo relacionado a los ingresos de los hogares y el empleo. En este sentido, el salario real de los trabajadores registrados logró ubicarse por encima de la inflación en este lapso (+2,9% en términos reales) gracias a paritarias que lograron ajustar rápidamente, y si bien los salarios informales cayeron (-6,1% ) los ingresos totales de los hogares -que contemplan también los ingresos no laborales, como las transferencias del Estado- crecieron en términos reales (+6,3%). Además, se verificó tanto una baja en el desempleo como una suba en la tasa de empleo a los mejores niveles de los últimos años, donde jugó el efecto del trabajador adicional: en un contexto de caída del salario informal, trabajadores que se encuentran fuera del mercado laboral se insertan para paliar el deterioro del ingreso total del hogar".
En Ecolatina señalan que "se observó una tendencia a destinar al consumo una mayor parte de los ingresos, dejando así una menor proporción al ahorro. Dicho esto, teniendo en cuenta que se acumulan cuatro años consecutivos de deterioro del salario real, la leve mejora de los salarios -formales- hace que la sociedad priorice el muy corto plazo (como consumir lo poco que sobra de los ingresos) en vez de volcarlo al ahorro para un proyecto de mediano/largo plazo, en un contexto de un acortamiento de los horizontes de planificación frente a una fuerte falta de previsibilidad".
En segundo lugar, afirman en la consultora, se mantuvo la continuidad de un “consumo revancha”, asociado a consumos que se encontraban rezagados luego de las restricciones sanitarias del año anterior. Esto se visualizó en "una mayor demanda de servicios asociados al esparcimiento, cultura y recreación" y por último “se profundizó por un esquema de incentivos a la demanda de bienes durables y de capital, tanto locales como importados”. El mayor impulso vino de "una tasa de interés real que se mantuvo negativa a lo largo de todo el periodo, en conjunto con créditos a tasas subsidiadas para PyMEs y a la implementación de programas oficiales (Ahora 12, PreViaje) también actuaron como aceleradores de la actividad económica".
Pero lo cierto es que no todo es color de rosa, porque 2023 vendría con muchos más problemas. Y es que en una economía donde la gente es más pobre (el PBI per cápita estaría un 5 puntos porcentuales por debajo de 2017), el final de 2022 no es igual que el principio. Así las cosas, para los economistas de Ecolatina "hacia finales del 2022 comienzan a observarse señales de enfriamiento de la actividad económica. Si bien la marcada recuperación de la primera parte del 2022 generará que en el crecimiento promedio del año esto no se vea reflejado, sumado a que existió un impacto menor al esperado sobre la economía real de la crisis financiera de junio-agosto y las restricciones a las importaciones de finales de junio, prevemos que exista una performance más débil de la economía en lo que resta del año y, principalmente, en 2023".
Y si bien el año que viene es uno electoral y se espera que el oficialismo aumente la oferta de bienes y dinero para asegurar que no se caiga la demanda y el consumo aun en un contexto de alta inflación que estará en un descenso del 3% mensual, los economistas creen que en 2023 el PBI se ubicaría levemente por encima del 1%.
En el Palacio de Hacienda aseguran que esto no es tan así, que el impacto de la sequía no resultara tan nocivo, que los dólares del swap chino y del FMI evitaran un salto abrupto del tipo de cambio lo que hará que el oficialismo esté más competitivo el año que viene y lo ven más cerca del 2%. Algo que habrá que esperar a 2023 para ver si es realidad económica o ficción política.